Agotados, nadando ya como podían, a costa de perder la vida. Así han llegado a las costas de Juan XXIII dos jóvenes marroquíes enfundados en trajes de neopreno. La Guardia Civil había sido alertada de varios intentos de entrada en Ceuta desde la noche de ayer. En muchos de los casos han actuado las fuerzas de seguridad de Marruecos; en otros, la Benemérita.
Los dos varones han alcanzado la zona próxima al espacio en el que será levantada la nueva iglesia del Carmen. Allí, efectivos del Instituto Armado esperaban su llegada para proceder a su traslado hasta la propia frontera, en donde serán devueltos a su país.
Es una de las imágenes habituales en la frontera sur, una imagen que refleja la hilera de intentos que se están produciendo cuando las condiciones en el mar varían y son aprovechadas por quienes buscan escapar de Marruecos.
Enfundados en traje de neopreno o en ropa de calle, se echan al mar viendo la forma de acceder a este lado de la frontera, a pesar de que, lo más probable, vayan a ser entregados de nuevo a su tierra.
El goteo constante en la frontera sur
La jornada de este viernes está acogiendo entradas por goteo, conforman la tónica de una situación migratoria que cumple siempre la misma hoja de ruta, pero que también viene complementada por las peores historias, las asociadas a las muertes y a quienes están desaparecidos.
En esta semana han vuelto a registrarse denuncias de familias que no saben dónde están sus seres queridos desde que se echaron al mar. Nunca llegaron a Ceuta y, lo peor de esto, es que nadie sabe de su paradero.
Pareciera que se hubieran convertido en invisibles en plena frontera sur, en invisibles para todos porque nadie, en el fondo, los busca salvo unas denuncias de sus propias familias.