Desde épocas inmemorables el ser humano siempre ha tenido la necesidad de comunicarse con sus semejantes y ha considerado que las noticias necesitan ser difundidas para que las personas puedan estar al tanto de lo que ocurre a su alrededor. Para ello muchos y variados han sido los sistemas a los cuales ha recurrido con el objetivo de informar sobre los hechos noticiosos que giran a su alrededor.
El origen del periodismo conllevó a la creación de las Agencias de Prensa. Gracias a este surgimiento, las ciudades lograron conectarse y estar informadas de los acontecimientos más sobresalientes que ocurrían en otras regiones. Inevitablemente ligado a las Agencias de Prensa está el corresponsal.
Llámase así al periodista que trabaja en lugares en conflicto y que envía a estos medios crónicas, informaciones o noticias, con regularidad y debe ser un periodista muy completo, capaz de abordar por sí mismo todas y cada una de las funciones especiales de un reportero, un articulista, un crítico, un cronista mundano o un redactor judicial ya que necesitará de sus diversas técnicas para cumplir bien su cometido. El de corresponsal de prensa ha sido, con bastante frecuencia, un buen comienzo en la vida de muchos periodistas de éxito. Ha de adaptarse desde el primer momento a los hábitos y costumbres del país donde trabaja y a menudo vivir en las penosas o calamitosas condiciones de vida de la población.
El corresponsal de guerra es un género muy especializado de la corresponsalía y realiza su trabajo en zonas en conflicto bélico, por lo que además de las capacidades anteriormente citadas deberá poseer grandes dotes de espíritu de aventura y valor personal ya que además de las dificultades genéricas propias del acontecimiento que va a cubrir, destaca en primer lugar, el riesgo de su vida.
A veces hacen su trabajo “por libre” o sea moviéndose por el terreno y acudiendo allí donde su “olfato” le dice que hay o puede haber noticia. No obstante últimamente se va imponiendo por razones prácticas, la figura del periodista “empotrado”. Se trata de uno o varios periodistas, fotógrafos o cámaras, que viven y se mueven integrados en las Unidades desplegadas en operaciones. Por tanto pasan por las mismas vicisitudes y riegos que los combatientes pero sin poder defenderse ya que su “arma” es un bolígrafo o una cámara.
Desde el éxito obtenido en su primera edición en el año 2005, anualmente el Ejército de Tierra a través de la Escuela de Guerra del Ejército de Tierra, con la colaboración del Departamento de Comunicación del Cuartel General del Ejército, unidades de Madrid y Toledo y la empresa líder en seguridad TEPESA, organiza unas “Jornadas de Corresponsales de Guerra” para periodistas cuyo objetivo es proporcionar a los profesionales de la información conocimientos y habilidades, que les permitan desarrollar su trabajo en zonas de crisis o conflicto y al mismo tiempo que se familiaricen con la vida y movimiento de las unidades militares.
Las Jornadas tienen una duración de unas 30 horas y la formación que se imparte es de carácter eminentemente práctica e incluye conocimientos de prevención sanitaria y soporte vital básico, medidas de autoprotección (francotiradores, fuego de artillería, etc.), identificación de materiales militares, supervivencia en áreas contaminadas, sensibilización de minas y artefactos improvisados, conducción todo-terreno, vuelos en helicópteros, transporte en vehículos de combate y una práctica de vida en vivac y movimiento nocturno. Estas vivencias les ayudan a entender lo que ocurre, lo que ven y cómo analizar lo que ha sucedido, para «traducirlo» después al lenguaje periodístico. Pero al mismo tiempo los militares aprenden a convivir con los periodistas empotrados en sus propias unidades, familiarizándose con su presencia, aprendiendo a relajarse ante su mirada constante, o respondiendo a la interminable ráfaga de preguntas que se les hace sobre lo que estaba pasando, lo que va a pasar o incluso cómo y dónde calentar la sopa de las raciones de previsión.
Las Jornadas se cierran con un panel sobre sus experiencias en conflictos, que proporcionan reconocidos periodistas de radio, televisión y prensa escrita.