El tribunal de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta ha condenado al llamado S.A.E. a 1 año y 2 meses de prisión por un delito contra la salud pública, después de utilizar un narcodrón para intentar colar droga en la cárcel.
Además del hachís quiso colar varias tarjetas de móviles e incluso un cable de conexión destinado a uno de los presos.
La pena queda suspendida por un periodo de 2 años y se contempla el pago de 1.626 euros en concepto de indemnización, además de la intervención del dron usado.
Así quiso colar la droga
El ahora condenado quería introducir, el 14 de noviembre de 2022, una cantidad de hachís en la cárcel usando para ello un dron marca DJI modelo MAVIC PRO que el acusado controlaba desde el exterior del recinto penitenciario.
En concreto eran tres pastillas de resina de hachís, una bolsa de kiffi, tres tarjetas SIM y varios cables USB con la intención de que dicha droga y material fuera recepcionada por internos del Centro Penitenciario, no logrando su objetivo al ser inhibido el control del dron y desviado al exterior del centro por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
La droga aprehendida, tras su análisis pericial, arrojó un peso neto total de 236,8 gramos de hachís con una pureza del 18,14% y 5,34 gramos de kiffi con una pureza del 2,78%.
El valor de ambas sustancias en el mercado ilícito fue de 1.625,864 euros, droga que el acusado pensaba destinar a su venta ilícita o donación a terceras personas.
Qué tuvo que hacer la cárcel
El uso de narcodrones para introducir hachís en la cárcel llevó a que Instituciones Penitenciarias tuviera que adoptar medios de blindaje para protegerse.
Tanto la dirección de la cárcel de Ceuta como los propios funcionarios se implicaron en garantizar la detección de drones que intentaban ser usados para burlar la ley, colando drogas y aparatos para los presos.
En muchos de estos envíos había participación de exinternos que habían conseguido tener vinculaciones y contactos con otros presos.
A la labor de las fuerzas de seguridad y de la propia cárcel se sumaron los controles aleatorios en celdas. En solo un año la Guardia Civil inhibió más de 150 narcodrones.