Roba sus sueños. Es la raíz de sus horrores. Les deja heridas físicas y psicológicas. Representa el cambio a una nueva vida y el camino que día a día toman otras personas a riesgo de no sobrevivir. Es la valla de Ceuta y Melilla.
Este elemento fronterizo y todo lo que se hilvana a su alrededor, ha salido a escena en el Teatro Falla. La comparsa femenina de Marta Ortiz se ha servido de ella para reflejar las secuelas de la inmigración y las historias que se tejen en estas rutas llenas de crudeza.
Las palabras de estas mujeres no se las ha llevado el viento. Han captado la atención de Amnistía Internacional Andalucía, asociación que las ha premiado con el reconocimiento ‘Candela y Espino’ a la mejor letra del Carnaval de Cádiz en su décimo séptima edición.
Llantos y sangre
La agrupación cantó el pasado mes de febrero a pleno pulmón sobre todos los daños que provoca el paso por este muro metálico. “Es de sangre; cuchillas desgarran mi carne. Es la violadora de madres y de la dignidad”.
Es tan solo uno de los mensajes que configuran la comparsa galardonada. A todas estas reclamas teñidas de un tono de protesta, se suma otro grito ante la actitud de las naciones ante la situación. “Valla que es Europa, fascista y criminal”, expone.
La idea de hablar sobre este asunto no surgió de forma repentina. Se fraguó poco a poco en la mente de Marta Ortiz, directora del conjunto. “Llevo muchos años abordando muchos temas relacionados con el activismo, como lo es la circunstancia precaria de las personas migrantes”, comenta.
El precio de las mujeres
Pone especial énfasis en las mujeres en esta problemática ya que “siempre cobran un precio más alto. Son utilizadas como si su cuerpo fuera un territorio de conquista. Lo son, sobre todo, a través de violaciones y agresiones sexuales”, manifiesta.
“Tenía muchas ganas de enfocar este tema con una perspectiva feminista. Empecé a leer, a formarme más. Fue esencial para inspirarme el libro de Helena Maleno”, explica. No solo la han empujado las lecturas a lanzarse a esta propuesta musical.
Las anécdotas contadas a través de una familiar también han sido de algún modo el caldo de cultivo que la ha llevado a tratar de sensibilizar sobre esta situación mediante el carnaval, una de sus pasiones.
“Historias terroríficas”
Conoce de primera mano qué le ha ocurrido a más de un migrante. “Mi cuñada, Arancha, trabaja en Cruz Roja. Ahora está en otro ámbito, pero durante muchos años estuvo especializada en esta materia”, cuenta.
“Trabajó en esa área durante un buen tiempo. Me trasladó historias terroríficas que viven esas mujeres. Todas, sin excepción, llegan violadas, vejadas, con hijos a cuestas o con la pérdida de ellos en el mar”, relata.
“No tengo la fortuna de conocer a ninguna compañera o compañero directamente que haya pasado ese horror, pero sí he sabido sobre él por una persona que sí tiene ese contacto directo. Eso me dejó muy marcada”, remarca.
Sí es cosa de política
Ortiz considera que la inmigración y lo que ocurre dentro de ella tiene mucho que ver la política. “Es fruto de las mismas. De ellas o de su falta, por supuesto. El mundo tiene un carácter bidimensional entre los privilegiados y los expoliados por los primeros”, subraya.
Estima que desde Occidente “nos dedicamos a robar recursos necesarios de todo un conteniente, es normal que en esa circunstancia por pura supervivencia quieran venir hasta aquí”, enfatiza.
La carnavalera, a su juicio, indica que es parte de un conjunto de estrategias activas “para desarticularlos y después de otras inactivas para reubicarlos en un territorio que les pertenece por derecho propio”. “Las tierras no deberían ser de nadie. Las fronteras ya las pusieron ellos a su conveniencia y poder”, reflexiona.
Supervivencia
Hace referencia a la época del imperialismo y a cómo se extrajeron los medios que de forma natural tenían en los actuales países de África. Destaca que, tras ser “despojados” en antaño, ahora que arriban a las tierras de quienes impusieron el colonialismo “tampoco se les permite sobrevivir porque se les quitan recursos. No les dejamos ser ciudadanos y ciudadanas de pleno derecho”, incide.
No esconde tampoco lo que piensa acerca de la gestión de la inmigración ni de por qué llama fascista al viejo continente. “Mi opinión es que las políticas de Europa son genocidas y criminales”, menciona.
“Es la idea central de la comparsa. No se trata de generar un discurso condescendiente o paternalista o desde la perspectiva occidental, sino en señalar como principal fuente al genocidio. Ciertamente, esto es un holocausto a personas migrantes del norte de África”, comenta.
Humanidad
Estima que, no “hay opinión posible si te mueve la humanidad y la justicia”. Le inquieta todo lo que ha descubierto a raíz de su proceso de formación y lectura. “Ahí es cuando supe cómo llegan a bordear Marruecos, cómo se esconden en bosques infrahumanos e ilegales. Cómo sufren redadas y cómo cuando consiguen sortearlas, les quedan dos caminos. O la valla de Ceuta o la de Melilla”, remarca.
No solo habla de quien tiene que cruzar la tierra para encontrar su esperanza. Se acuerda también de los que se aventuran en el peligro del mar. “Son catorce kilómetros de horror. Son un cementerio humano”, menciona.
Hace hincapié también en cómo tienen más posibilidades de caer en manos de redes que se aprovechan su situación. “Cobran miles de euros con su moneda. Una gran cantidad para el trato vejatorio que reciben”. “Les dan igual los avisos meteorológicos incompatibles con hacer la ruta. Los tiran al agua sin problema. No les importa si no hay salvavidas o si van a bordo bebés”, destaca.
Desconocimiento
Ortiz cree que no existe un gran conocimiento acerca de la realidad de los migrantes por parte de quienes no se han visto en esos trayectos. “Hay un desconocimiento social brutal”, alega.
“No tendría que haber pasado por un proceso para ser consciente de esto. Esto habría que enseñarlo en los colegios, en los institutos y en las universidades para crear a ciudadanos y ciudadanas conscientes con el horror que les rodea”, indica.
Las reacciones ante un mensaje tan contundente no se han hecho esperar. La carnavalera asegura que en su mayoría las respuestas han sido positivas. “Es un tema escabroso. Si no te posiciones con este discurso, es cierto que pude ser cuestionado. La gente en seguida ha empatizado con unas declaraciones tan crudas”, señala.
“Ha una comparsa más aceptada que las otras tres que he hecho. Por desgracia, he comprobado que el feminismo per se como hilo conductor es más incómodo de lo que yo pensaba. Estas han sido para muchos sectores misóginos, señoros y machistas obviadas e invisibilizadas”. Afirma que, en esta ocasión, ha obtenido mejores comentarios por no hablar de ello bajo esta perspectiva de una forma directa.