A finales de esta semana dieron comienzo de forma oficial las obras de restauración y rehabilitación del edificio del Teatro Cervantes de Tánger, como consecuencia del convenio suscrito entre Marruecos y España, según el cual el centro fue abandonado a favor del Reino de Marruecos.
Las vallas publicitarias del proyecto de restauración del edificio, ubicado en la calle Anoual, se instalaron con el fin de hacer valer el acuerdo por el que Marruecos se comprometió en febrero de 2019, respetando la arquitectura original, fachada e interior, y conservando el concepto original del teatro.
Los bienes muebles del 'Gran Teatro de Cervantes' forman parte del “dominio privado del Estado marroquí” y no pueden, en ningún caso, ser transferidos a un extranjero. Esta remisión se ha materializado en un protocolo que, en su forma y contenido, constituye un acuerdo internacional.
El Reino se hace cargo de los gastos totales de restauración, renovación, gestión, mantenimiento, conservación del nombre del 'Gran Teatro de Cervantes' y el mantenimiento de su simbolismo e historia.
Los vecinos de Tánger confían en que el Teatro Cervantes con su simbolismo histórico, que restaurará su parte vieja como un recuerdo propio, y esperan que se origine un movimiento cultural para devolver a la ciudad a su esplendor artístico.
Por otra parte, Marruecos garantizará los fines de interés público e interés social y la promoción de la cultura en general, especialmente la española y marroquí, a través del uso del teatro para su uso acorde con los fines antes mencionados, y también asegurar su gestión.
La sala Cervantes fue construida en 1911 por un empresario español que vivía en Tánger y la inauguró en 1913. Su edificio daba al mar antes de ser oscurecido por edificios modernos, representaba un espacio cultural artístico y fue visitado por representantes, entre ellos el egipcio Youssef Wehbe, y artistas extranjeros como el célebre cantante de ópera español Antonio Moreno, en los años cuarenta del siglo pasado.