Se ha celebrado el primer acto de Santo Tomás en el nuevo Salón de actos del Campus universitario de Ceuta. Será el último de estas características al que asista el actual Rector, Francisco González Lodeiro.
Su mandato acaba en mayo de este año. Por esta razón acudió hasta el presidente Vivas, que hizo una sincera y sentida disertación, que me gustó. Dicen que no estaba prevista. Quizás por ello le salió mejor que los típicos discursos de "manual" a los que nos tiene acostumbrados.
Este tipo de puestas en escena y representaciones son importantes. El ser humano necesita ser reconocido, a la vez que reconocer a los demás. Todo forma parte del simbolismo y del teatro de la propia vida. Los humanos lo realizamos desde los albores de nuestra existencia. De esta forma expresamos nuestras ideas y nos sentimos identificados. El alumno se siente recompensado por su esfuerzo. Los padres ven el fruto de su labor con los hijos. Los profesores se creen parte de un proyecto común de servicio a la sociedad. Las autoridades políticas y académicas creen ver en el acto el sello inconfundible de su siempre magnifica gestión (¡faltaría mas!).
Pero hay un pequeño problema. Muchos se quedan en esto. En el oropel y la fanfarria. En la pura frivolidad. Es lo que venía a decir el teólogo José M. Castillo, en unas recientes reflexiones a propósito del atentado de París, en las que disertaba acerca del fundamentalismo religioso (de todos los signos), que tantas muertes y sufrimientos sigue ocasionado a la humanidad. Nos decía que “somos más estrictos observantes de los rituales religiosos que estrictos cumplidores de las exigencias éticas que tendríamos que cumplir como ciudadanos ejemplares”. De esta forma han conseguido gentes sumisas, capaces de matar y morir por defender cosas abstractas, pero incapaces de pensar por sí mismas.
Dicho lo anterior, el acto ha sido sencillo y entrañable. Estuve hasta el final. Presté mucha atención a los discursos pronunciados, cada cual con su especial mensaje, y a la conferencia del profesor Julio Ortega sobre "Las claves de la mente humana a través de la supercomputación". Me interesaron mucho las reflexiones del profesor ante la realidad de que ya tenemos máquinas capaces de hacer el mismo número de operaciones que nuestro cerebro y a la misma velocidad. La evolución de la ciencia hará que en un plazo de unos 30 años se consigan computadoras más inteligentes que los humanos. Este hecho va a tener enormes implicaciones éticas, y consecuencias de todo tipo para la humanidad. La más visible, que ya se está produciendo, va a ser que el proceso de creación de puestos de trabajo no va a crecer de la misma forma. Lamentablemente, algo que debería servir para liberar al género humano de trabajos repetitivos y difíciles, de momento solo está sirviendo para enriquecer a unos cuantos y agrandar la desigualdad en el mundo. La más preocupante. Que a alguien se le ocurra poner este inmenso ejército de robots a trabajar para esclavizar, aún más, a la humanidad. No sé si medio en broma o medio en serio, el profesor Ortega nos hablaba de la posibilidad de conectar un cerebro humano a un supercomputador. De esta forma, una vez liberado de las ataduras del cuerpo, podría durar eternamente. ¿Se imaginan ustedes a uno de estos dictadorzuelos que andan sueltos por ahí conectado a una máquina?.
De los discursos que nos dieron, el del Decano lo fue, como casi siempre en este tipo de actos, reivindicativo. No estaría mal, si no fuera porque los problemas que siguen existiendo en el Campus (uno de los más graves, la falta de instalaciones deportivas para ejercer la docencia de la especialidad), ya han sido planteados por los afectados y por los agentes sociales. La función de las autoridades académicas, como dirigentes que son de la institución (la patronal), es hacer lo posible para que los establecimientos docentes reúnan todos los requisitos necesarios para cumplir con su cometido, no reivindicar nada a nadie. Ellos (todos) son los responsables de que las instalaciones estén como están a estas alturas. Respecto al discurso del Presidente Vivas, muy emotivo. Se le notó su vocación docente y la añoranza que tenía de sus años de estudiante universitario. Si no fuera porque todos sabemos que se presentará a las próximas elecciones, me hubiera parecido que estaba despidiéndose.
Como casi siempre, el mejor (para mi gusto), el del Rector. Brillante y sincero. Es un hombre al que aprecio. Hizo mención a los magníficos resultados que se han obtenido en el Campus de Ceuta con la leal colaboración institucional. Y nos recordó que la ciudadanía quiere resultados, no peleas sectarias entre grupos políticos. Sin embargo, se le olvidó mencionar las deslealtades del Ministerio de Educación con la Universidad de Granada, al reducir el presupuesto destinado a los Campus de Ceuta y Melilla hasta límites insoportables. Quizás porque estaba allí el que dicen que es Director Provincial de Educación en Ceuta.
De los alumnos, me gustó mucho la lectura del microrrelato ganador del primer premio que realizó su autor, César Brando. Lástima que se desluciera con la intervención, momentos antes, del Vicedecano encargado de su presentación.
El popurrí que hizo de frases entresacadas de los distintos relatos presentados, y su lectura, aparentando ser un ilustre poeta, no fue más que una actuación cursi, además de una mezcla impersonal, descontextualiza y absurda de historias, que hubieran estado mejor si las hubieran contado sus propios protagonistas.
Estos son los problemas que se tienen cuando se confunden los papeles. Esperemos que en el próximo equipo decanal no se produzcan estas incongruencias.