Las elevadas temperaturas registradas desde marzo en varias partes de Marruecos, unidas a las insuficientes precipitaciones, inundan de pesimismo a los agricultores marroquíes, que prevén una mala campaña agrícola que se sumaría a la del año pasado, cuando el país padeció su peor sequía en siete décadas.
Esta situación, además del aumento de precios de los fertilizantes, semillas y productos fitosanitarios en el mercado internacional, dispararon los precios en el país magrebí, donde la inflación alimentaria subió hasta el 20,1 por ciento a finales de febrero.
Esta semana se produjo una nueva ola de calor con temperaturas que oscilaron entre 34 y 40 grados en diferentes regiones del país, de acuerdo con el boletín de alerta naranja de la Dirección General de Meteorología.
Cosecha prematura
Según explica el especialista en clima y desarrollo sostenible Mohamed Benabbou, "estas olas de calor van a precipitar la cosecha", lo que tendrá un efecto negativo sobre la cantidad y calidad de varios cultivos.
En el mismo sentido, el presidente de la Confederación Marroquí de Agricultores y Desarrollo Rural (COMADER), Rachid Benali, indica que la sucesión de años de sequía y las elevadas temperaturas están impactando en la producción de cereales, leguminosas y cultivos oleaginosos, con la excepción de los olivos.
Benali guarda la esperanza en que, si llueve en las próximas semanas, podría salvarse la producción hortícola de cara a esta primavera y verano.
Varios agricultores consultados expresaron su alarma por esta situación y pidieron una intervención del Gobierno para ayudarles.
"Estas temperatura no son normales. No llueve desde finales de febrero. En marzo, que es la base de la campaña, no ha llovido nada. Las plantas de trigo solo han crecido entre 40 y 50 centímetros y luego han dejado de crecer", lamenta Abdelmayid el Uardi, un agricultor de la localidad de Ain Aouda, a unos 30 kilómetros al sur de Rabat.
"El pequeño agricultor está desaparecido"
El Uardi tiene unas 40 hectáreas de terreno, en su mayoría de secano, en las que planta trigo, cebada y avena, y cuenta pesimista que este año espera obtener solo un 20 % de cosecha.
Desde uno de sus terrenos donde cultiva trigo, muestra con pena unas plantas totalmente secas mientras en otra parte del campo se ve a su ayudante cosechando el resto con la ayuda de un pequeño tractor.
"Los otros terrenos ya están perdidos, dejaré que los pastores los usen", lamenta.
El alza de precios de materias primas sobre su actividad le ha afectado mucho. Ahora, cuenta, los fertilizantes le cuestan un 45 por ciento más.
"Hay agricultores en la zona que están vendiendo sus terrenos porque no aguantan más. El pequeño agricultor está desapareciendo y el mediano está camino de hacerlo", advierte.
Un 90% de pozos son ilegales
Según las últimas cifras del Ministerio de Equipamiento y Agua, la situación hídrica en el país ha mejorado en comparación con 2022, que fue el año más seco desde 1945. Casi la mitad de los 152 grandes embalses del país registraron tasas de llenado que superaron el 50 por ciento a mediados de marzo.
Pero los expertos estiman que no son suficientes ante el estrés hídrico que sufre el país como consecuencia del cambio climático y también de la sobreexplotación de los acuíferos.
Mohamed Benabbou lamenta que el país perdió 1.000 millones de metros cúbicos de los 4.000 millones de que disponía en reservas de su capa freática.
El ministro de Equipamiento y Agua, Nizar Baraka, alertó en la cámara alta del Parlamento que el 90 por ciento de los 372.000 pozos censados en el país son ilegales, al tiempo que su departamento está estudiando su profundidad y medidas para controlar la perforación.
Para apoyar al sector agrícola y ganadero, el Gobierno ha lanzado medidas como la eliminación de aranceles sobre la importación de ganado bovino, subvencionar los precios de los fertilizantes nitrogenados y las semillas de algunos cultivos, como las patatas y el cereal, o eliminar el IVA sobre algunos productos y material agrícola.
Pero agricultores como el Uardi las ven insuficientes. Reclama más acciones, como exonerar a los pequeños agricultores del pago de sus deudas, eliminar los tipos de interés en créditos a estos profesionales o crear plataformas para que puedan vender su producto sin intermediarios.