Desde principios de año y casi a diario, los tripulantes de las embarcaciones de salvamento Alkaid y Dubhe, con base en Tarifa y Algeciras, arrojan en aguas del Estrecho dos artefactos, que dotados de un sistema de localización GPS remiten al instante y durante varias horas, su posición al centro de Tarifa Tráfico. Allí, delante del ordenador, su subdirector, José Maraver, se encarga de hacer la lectura y comprobar hacia donde los lleva la corriente. “Se trata de realizar una prognosis de la corriente”, explica Maraver, que recuerda que el Estrecho sigue siendo una de las zonas más complejas del planeta en lo que a corrientes marinas se refiere, “y por eso existe esa necesidad de saber y de controlar en lo posible el proceso de deriva”.
Gracias a un acuerdo de colaboración a tres bandas, entre el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Salvamento Marítimo y la Universidad de Cádiz, Tarifa Tráfico está utilizando de forma continuada este sistema de boyas diseñado por los científicos del CSIC en Puerto Real para el conocimiento de la dirección e intensidad de la corriente a través de la deriva de estos aparatos. “Para Salvamento Marítimo el conocimiento de dichas corrientes a nivel de superficie nos lleva a tener un mayor control sobre la deriva de objetos y personas en el agua, así como de posibles contaminaciones porque conociendo la corriente sabes hacia donde va a ir la mancha”, matiza. Se trata de un modelo generalizado y que sirve “para todo”, al que luego se aplican coeficientes distintos según se trate de localizar a personas que están en el agua, embarcaciones o vertidos.
Y es precisamente ese el objetivo que a medio y largo plazo se persigue con el lanzamiento de estas boyas al mar. “Lo que hacemos es contrastar lo que miden los dispositivos GPS que llevan colocados con los resultados de los cálculos obtenidos a través de modelos matemáticos usando archivos de prognosis de corrientes, vientos o mareas”, añade. Ambas lecturas deben ser paralelas, coincidir en lo fundamental. Con ello se puede conocer, con cierto margen de error, hacia dónde buscar en el caso del naufragio de una embarcación o cuando se tiene conocimiento de que hay inmigrantes que han caído al agua. “Los resultados los vamos a ver con el tiempo, pero podemos decir que vamos avanzando, aunque con la naturaleza nunca se es exacto al 100%”, explica Maraver.
Este modelo de derivas con boyas lagrangianas no es nuevo para Salvamento Marítimo, ya que anteriormente dispusieron de un sistema de análisis de la corriente similar al del CSIC, aunque más rudimentario. Las dos boyas con las que trabajan son las primeras que el CSIC fabricó en Cádiz para el estudio del desplazamiento de las medusas, su única diferencia, el color de la carcasa, que es azul para las que se utilizan en salvamento, en lugar de amarillo. Destaca Maraver las ganas de trabajar en este proyecto tanto de los científicos como de los técnicos de salvamento, una colaboración que comenzó con la instalación de medidores de corriente entre Ceuta y Algeciras y que se ha ido ampliando con el paso del tiempo “porque queremos saber, tenemos necesidad de controlar esa deriva”.