autor: J.D. Benedicto

Pensaba en las viandas y me derretía. Observaba el plato vacío y me imaginaba un buen argumento gastronómico. Mi mente ...

Vientos de Levante. Esos que afectan en la mente. Suplican con indulgencia. Sobre los dolores de cabeza. Y mientras doy ...

Tengo que dar las gracias por haber confiado en mí, y tener este testimonio, tan simpático, que os voy a ...

Miro por mi ventana. El fresquito que me da a estas horas de la mañana es tan bueno, que te ...

Merece la pena leer estos razonamientos ya que me pone en lo alto de una montaña, sentado allí y con ...

Pensar en el pasado y observar que los puestos antiguos, de donde se abastecían las tiendas de barrios, los mercados ...

Hay una semilla que siempre triunfa. Nunca se sabrá la composición, pero allá donde se siembra agarra fuertemente y nunca ...

Dime Luna, por qué me sigues. Yo te he mirado y tú me has sonreído. ¿Hemos encontrado nuestra media naranja? ...

No ver el horizonte, por carecer de luz, es por tener una miopía, que siempre se agudiza por la noche. ...

Ayer entraron en colación dos mundos. Uno que deseaba ver al otro. El otro que encontró por fin a esa ...