La Feria 2019 ha echado esta madrugada su cierre en Ceuta. Tras una semana de fiestas patronales, los feriantes han comenzado a desmontar todas sus atracciones mientras eran supervisados por decenas de inmigrantes, adultos y menores, que han merodeado por el Real. Era una vigilancia pasiva, esa sensación permanente y constante que sentían los feriantes de verse vigilados. Tanto que ellos mismos se han tenido que convertir en improvisados policías revisando sus vehículos y sacando a adultos y menores de entre los amasijos de hierro en que habían quedado reducidos los tradicionales ‘cacharritos’.
Es la llamada ‘Operación Feriante’, la que se pone en marcha siempre que terminan las fiestas y la que pone en evidencia el riesgo que están dispuestos a asumir quienes siguen apostando por esta jornada para huir de la ciudad y escapar a la Península. Marroquíes, argelinos, adultos, menores… también alguna mujer y un asiático recién llegado en moto de agua al CETI. Todos ellos han sido protagonistas de las distintas actuaciones llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad.
El operativo ha comenzado desde primeras horas de la madrugada. No habían dado las seis cuando los feriantes ya advertían intentos de entrada en sus atracciones. Prácticamente mientras desmontaban los aparatos estos intentaban colarse. Los propios empresarios se quejaban de que no había suficiente Policía en el Real y que ellos mismos tenían que hacer esa labor de registro, sintiéndose acosados y hasta topándose con daños en sus atracciones.
A datos de las 19.50 horas, se habían reconocido ya 48 camiones, 51 remolques, 15 caravanas, 13 furgonetas y 19 turismos. Además, habían sido interceptados 48 inmigrantes, de los cuales 15 eran argelinos, 18 marroquíes mayores y otros 15 también marroquíes pero menores.
Quejas de los empresarios
“Nos hemos encontrado con el candado roto. No sabemos qué nos vamos a encontrar, nos rompen las luces… todo. Nosotros venimos aquí a ganar unos duros y nos encontramos con esto. No hay Policía, hemos llamado y han dicho que no podían venir. Tenemos que registrar nosotros los vehículos y no sabemos qué nos vamos a encontrar. Es un acoso constante, todo el rato encima”, protesta uno de los empresarios.
Y es que esa era la sensación que tenían. La de verse en el primer filtro, el del Real de la Feria, sin agentes que evitaran esta situación. Ellos, los feriantes, fueron los primeros en sacar inmigrantes, dentro del camión, incluso sobre el techo. Los había por todas partes, hasta en la calle, esperando que desmontaran para colarse. Después llegaría la Policía, que también sacó a varios de los camiones.
En el puerto tenía lugar el otro control. Los camiones esperaban en la explanada de Poniente, en donde había presión sobre todo en la zona de las escolleras y en las inmediaciones de la propia zona portuaria. Antes de colarse en los camiones, los agentes detuvieron a varios magrebíes. Estaban esperando en las proximidades para entrar. Algunos, en cambio, llegaban ocultos desde la Feria.
La Policía nacional, la Portuaria y la Guardia Civil registraban, cada uno con sus funciones repartidas, todos los vehículos. Con el detector de latidos se podía detectar a aquellos que pasaron el filtro de los agentes y del can del servicio cinológico. Es imposible fallar. Con este aparato se nota y se detecta cada uno de los latidos. Así, por ejemplo, se ha detectado a varios ocultos dentro de un camión, justo cuando pensaban que ya lo habían conseguido.
Y así, quedan por delante muchas horas de espera, de registros, de embarques. Se confía en que este miércoles pueda terminar la ‘Operación Feriante’. Las cifras definitivas se sabrán al final. Ya se ha superado la veintena de interceptados y todos han sido entregados a la Jefatura Superior de Policía para su identificación. Los residentes del CETI serán devueltos al centro, los menores a ‘La Esperanza’ y los marroquíes, directamente al Tarajal.