El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciaba ayer su confianza en que este mayo pueda ponerse punto y final al estado de alarma que está en vigor. Pero para ello debe avanzarse todavía mucho en la rebaja de contagios y en la administración de más vacunas a la población para conseguir una mayor inmunización. Son anuncios cargados de esperanza, que apuntan el final de un periodo demasiado trágico y triste para muchísimas familias rotas que han quedado en el camino. Son anuncios que, no obstante, para poder tener visos de realidad dependen de la implicación de todos los españoles para conseguir arrinconar a un virus maldito que ha hecho mucho daño.
De poder llevarse a efecto el anuncio, de poder ponerse el punto y final al estado de alarma, empezaremos a olvidarnos de restricciones como el toque de queda, los cierres perimetrales o el freno a las salidas. Todo ello forma parte de un escenario en el que debe primar la prudencia, la responsabilidad y el talante conservador para asumir los cambios de forma gradual, sin sobresaltos y con la consideración de poder llevarse a efecto. Todos debemos estar en el mismo barco para alcanzar esas mejoras comprometidas, porque si seguimos por la senda de algunas escenas deplorables de las que seguimos siendo testigos, mal camino llevamos. Ojalá los pasos que nos quedan por dar sean los adecuados, los esperados para que las medidas comprometidas, sencillamente triunfen como deben.