Hace unos días la prensa andaluza, sobre-todo la de la provincia de Granada, pero también medios nacionales recogían la noticia de la descripción de dos nuevas especies de corales para la ciencia. Ambas descubiertas en el Mediterráneo y concretamente en el Mar de Alborán. El Museo del Mar lleva muchos años trabajando en la exploración biológica de los mares, con especial atención a la ecología descriptiva de los hábitats y al desarrollo de un nuevo concepto denominado cripto-diversidad. Los descubrimientos sobre especies y nuevos hábitats son una poderosa herramienta para realizar nuevas propuestas de espacios marinos protegidos, y para la divulgación de los valores del patrimonio natural en la sociedad a la vez que aportamos nuestro granito de arena al conocimiento de los mares y océanos y a la necesaria educación ambiental.
Estos son los principales motivos de la investigación científica que se desarrolla desde la FMM de Ceuta. En este contexto de trabajo debemos circunscribir la noticia que ha salido a los medios de comunicación con cierta repercusión. Se han dicho muchas cosas al respecto, pero por la estrecha relación que nos une al Museo del Mar, nos gustaría puntualizar algunos datos que quizá completen la información que se ha estado dando. Estos artículos que tan amablemente nos permiten publicar en la sección de opinión la dirección del Faro de Ceuta, nos sirven para divulgar entre los ceutíes estas cuestiones de la naturaleza marina, y tantas otras temáticas que abordamos siempre con la meta puesta en el beneficio colectivo de nuestra querida sociedad caballa en particular y de la española en general.
Lo primero que habría que indicar es que no es sorprendente que aparezcan nuevas especies marinas para la ciencia, en pleno siglo XXI. Justamente son muchos cientos de miles las especies que todavía están por descubrir y explorar sobre todo en el ámbito de los pequeños invertebrados (crustáceos, anélidos, sipuncúlidos, priapúlidos, nemertinos y muchos otros grupos). Quizá lo que puede sorprender más, es que se trate de organismos bio-constructores como los corales o las esponjas, que tienen un buen porte y colores llamativos. Sin embargo, el científico que se asombra de estos descubrimientos es que todavía se encuentra dentro del antiguo paradigma: esto es, que los mares contienen un escaso número de especies en comparación con la tierra firme. También es cierto, que las exploraciones marinas son complicadas de realizar, peligrosas, requieren un costoso aparataje y despliegue de medios, todo es bastante más farragoso y lento. Pero como llevamos indicando desde hace ya varios años, la base fundamental de este nuevo concepto trata de elementos crípticos, largamente mal estudiados, o superficialmente estudiados, y que debido a una apariencia similar se han estado asimilando a una única especie. Dicho de otro modo, muchas de las especies de corales establecidas en nuestra amplia geografía atlántica y mediterránea, no son otra cosa que complejos de especies: un cajón de sastre científico que incluyen numerosas especies todavía sin descubrir y describir a lo largo de un amplio rango geográfico de distribución.
Este es el meollo de la cripto-diversidad de corales que estamos desarrollando, y que constituye una auténtica revolución científica a la manera que explica el filósofo de la ciencia Thomas S. Kuhn. Y en ningún caso, queremos dar a entender que los trabajos anteriores estuvieran mal hechos, nada más lejos de nuestra intención. Muy al contrario, es todo este volumen previo de información descriptiva y bien realizada, la que ha proporcionado el actual cambio que venimos comentando. Pocos han sido los que han realizado una buena labor, pues hacer buenas descripciones taxonómicas, no es fácil, ni está al alcance de cualquier científico, como bien indica J. Gould. Pero esta especialidad suele ser denigrada por los más acomplejados y sin talento para estas cuestiones, ya alertaba Margalef de la falta de taxónomos por estos motivos. Así avanza el pensamiento científico: dando saltos, sobre los hombros de todos aquellos que han puesto los cimientos previamente: los avances se establecen cuando una determinada disciplina alcanza la madurez necesaria, y es capaz de desarrollar una teoría científica que explica mejor la realidad.
Este es el cado donde se cuece la cripto-diversidad, que sobre la base de los grandes expertos en corales del siglo XX, hemos podido encontrar el camino y la madurez científica suficiente, para cambiar el paradigma hacia uno nuevo: el aislamiento genético en los mares es mucho mayor de lo que se pensaba, y que hay muchas especies esperando por ser descubiertas; que las montañas marinas y las islas acumulan un gran número de endemismos, y en realidad cada región marina tendrá sus especies siendo lo único ampliamente distribuidas y común a las regiones, las familias y en muchos casos los géneros.
Al respecto, podemos decir que ya hemos abierto camino al respecto con las especies de gorgonias y otros octo-corales, que están ofreciendo unos resultados sorprendentes en cuanto al número de especies nuevas descritas, y muchas más están esperando para ser descritas con el tiempo y paciencia que necesitan los trabajos científicos. Todo ello, a pesar de la difícil situación del mundo actual en el que existe una competencia feroz en todos los campos, y las personas se ven, muchas veces en la necesidad de trabajar y publicar a un ritmo incompatible con la vida del ser humano y los tempos que requiere el ser humano para entender, discriminar y crear hipótesis competentes.
Cualquier área de conocimiento necesita mucho trabajo, reflexión y cautela para recabar toda la información necesaria. Sobre todo debe estar alejada de las prisas y las hipotecas que impone este absurdo capitalismo científico, y poder publicar en libertad y sin presiones. En la actualidad, estamos trabajando en un ensayo científico sobre el nuevo paradigma y concepto científico, un libro que ilustre sobre lo que está sucediendo en este apasionante tema de la biodiversidad marina, aclare bien los conceptos y vaya abriendo camino a los jóvenes científicos que quieran dedicarse a esta nueva disciplina.
Por lo tanto, este grupo de corales blandos que vamos a denominar “anémonas incrustantes amarillas”, constituye la punta del iceberg dentro de esta clase de organismos. Ya hace años, en el 2019, (véase Ocaña et al., 2019) publicamos un primer trabajo con colegas canarios que nos llevó a diferenciar inicialmente a las anémonas incrustantes amarillas en dos estirpes: la primera que corresponde a P. brevitentacularis, presenta un cuerpo carnoso y poco provisto de arena en su columna (estas especies suelen acumular sedimento en su cuerpo para protegerse) y un gran disco ancho y poderoso con tentáculos, todo muy teñido de un anaranjado muy intenso; su sustrato ecológico es típicamente la roca pero en algunas ocasiones también puede crecer sobre algunas esponjas incrustantes.
La segunda corresponde a P. axinellae que como indica su nombre crece de forma frecuente sobre las llamadas esponjas del género Axinella, muy elegantes en el porte, con crecimientos ramificados en un solo o varios planos, y normalmente exhiben colores amarillos muy llamativos.
Esta estirpe de anémonas incrustantes también puede crecer sobre roca directamente o incluso ocasionalmente sobre otras esponjas incrustantes. P. brevitentacularis y P. axinellae estaban considerados una misma especie desde hace un siglo, y es justamente nuestro trabajo, el que ha conseguido separarlas definitivamente abriendo el campo a que se puedan describir muchas otras, pues como hemos indicado ambas estirpes contienen numerosas especies repartidas por el Mediterráneo y el Atlántico.
Sin embargo, dentro de este amplio término de anémonas incrustantes amarillas hay muchas otras estirpes que no pertenecen a los morfo-tipos publicados recientemente, sino que constituyen otros, que como P. francisca, tiene característica anatómicas y ecológicas bien diferenciadas. Esta especie está dedicada a nuestra amada presidenta de la FMMC, Francisca Serrais.
En Ceuta, no hemos encontrado por el momento nada parecido a Parazoanthus franciscae, pero sí tenemos poblaciones de P. axinellae y P. brevitentacularis. El primero es un organismo bastante común a partir de los 30 metros de profundidad, creciendo sobre las esponjas del género Axinella, el segundo es más escaso, y la mayor población la hemos encontrado en fondos alrededor de la Piedra del Pineo, que hace años propusimos al MITECO para su protección efectiva dentro de los espacios protegidos por la Red Natura 2000. Desde el punto de vista estético son organismos preciosos, con colores muy llamativos, que alegran la inmersión a cualquier buceador con sensibilidad para apreciar la belleza salvaje de estos corales únicos.
Los resultados publicados recientemente han proporcionado una sólida base genética, que unida a la morfología y la ecología, diferencia y discrimina perfectamente estos organismos, dando solidez a los estudios previamente publicados. Realizar estudios genéticos competentes no es nada fácil, pues estos organismos contienen diferencias sutiles, que deben interpretarse correctamente para llegar a resultados de utilidad.
En esto la FMMC se está especializando gracias a la colaboración de la UGR y también de la Smithsonian Institution de Estados Unidos, que está aportando su gran experiencia y profundidad en el estudio genético de los corales.
Este estudio y su publicación ha sido posible por la financiación de la Fundación Biodiversidad del MITECO, dentro del proyecto MESO_Alboran 2, y a través del Programa Pleamar, cofinanciado por la UE. Por otra parte, también fue financiado por el MITECO a través del proyecto “estudio ecológico, morfo-taxonómico y genético de la familia Parazoanthidae en el contexto Atlanto-Mediterráneo.
La realización del apartado genético y publicación final del artículo, ha sido posible gracias a la participación de la UGR/CBUA y La Fundación CEIMAR.