Análisis de la campaña (V)
Que el Partido Popular de Ceuta ha vuelto a ganar las elecciones tras veinte años de gobierno autonómico es una obviedad. Sin embargo, el simplismo es una tendencia periodística que nos lleva a que el árbol no nos deje ver el bosque. Por primera vez desde 1989, la marca de la derecha conservadora había alcanzado su suelo en los comicios inmediatamente anteriores, los del 10 de noviembre del año 2019. En esa fecha, perdieron por segunda vez consecutiva el representante en el Congreso de los Diputados de la Ciudad.
La ciudadanía española, y específicamente la ceutí, demuestra cada vez una mayor madurez y conciencia democrática a la hora de ejercer el voto. Entienden el objeto de los comicios y aumentan la variabilidad de elección frente a los comienzos de la democracia.
De todas las estrategias de campaña, la del Partido Popular ha sido la más conservadora en el sentido de evitar el enfrentamiento. Han sabido aprovechar el gran plus de candidato que sigue aportando la imagen de un Juan Vivas institucional. Él ha aprovechado como ningún otro el empujón al centro y a la democracia cristiana que enarbola la bandera de las cuatro culturas al que le ha forzado VOX. Los estrategas detrás de la campaña han sabido colocar a su candidato en una imagen de moderación y gestión demostrada que ha revertido el voto de 2019.
Podría parecer que ha sido una victoria absoluta a partir de la lectura de esta primera mitad del análisis. Nada más lejos de la realidad. Sería un error que en la sede de la calle Arrabal no sepan advertir las serias señales que se esconden tras los datos bien analizados. La subida de mil votos respecto a las elecciones a la Asamblea de 2019 no supone ni el cincuenta por ciento de la suma de lo que pierde VOX y Ciudadanos. El electorado del bloque de lo que podemos considerar el centro derecha de carácter nacional de la ciudad sigue bajando. Ya está por debajo de la barrera de los 19.000 votos por primera vez en décadas, exceptuando la anomalía de las elecciones de 2015 donde hubo una gran refugio en la abstención ante la falta de alternativas, contando con que el Partido Popular a nivel nacional ha subido alrededor de diez puntos.
"La campaña del PP en Ceuta muestra la resiliencia de un líder político, Juan Vivas, y la capacidad de adaptación del partido a las circunstancias cambiantes del escenario político"
A pesar del impulso que la coyuntura nacional ha proporcionado al PP y sin otra opción en su espectro ideológico que desafíe el prestigio y el respeto que goza el alcalde-presidente, el PP de Ceuta ha logrado un resultado aceptable. Sin embargo, se asoma una seria amenaza en el horizonte: sin aprovechar el contexto nacional en la última semana de campaña, y sin un candidato capaz de aportar un superávit de dos mil votos, como ha estado haciendo Juan Vivas desde las elecciones de 2003, el Partido Popular podría enfrentarse a una dura travesía de cara a las elecciones de 2027.
No seré yo quien les arranque la dulzura de una victoria que demuestra la resiliencia del partido y la inteligencia de manejar con delicadeza el mensaje nacional, el plus de imagen institucional del candidato y la transformación del Partido Popular en una de sus secciones regionales más al centro en el aspecto socioeconómico del territorio nacional. Casi se vuelve antagonista, por ejemplo, con la defensa neoliberal de su versión de Madrid.
Con sus nueve escaños, el Partido Popular de Ceuta no ha podido sumarse a la ola nacional de Feijóo y Ayuso, pero tras veinte años de gobierno ha sabido protegerse del desgaste del poder y situarse en un espectro de voto donde pueden refugiarse los votantes de centro y derecha de todas las culturas de la ciudad frente a sus dos alternativas alineadas claramente con una identidad concreta.
En resumen, la campaña del PP en Ceuta muestra la resiliencia de un líder político, Juan Vivas, y la capacidad de adaptación del partido a las circunstancias cambiantes del escenario político. A pesar de no haber surfeado en la ola conservadora nacional, el PP de Ceuta ha logrado mantenerse en una posición de moderación y gestión que ha atraído a los votantes. Sin embargo, los desafíos para el futuro son claros. La pérdida de votos dentro del bloque de centro-derecha y la dependencia de la figura de Vivas son advertencias serias de que, si no se toman las medidas adecuadas, las próximas elecciones podrían ser un camino arduo. La política, como en la vida, rara vez se trata de victorias absolutas, y este caso no es una excepción. La victoria del PP en Ceuta es un recordatorio de la complejidad del juego democrático y de cómo, incluso en tiempos de cambio, la resiliencia puede ser un poderoso factor de éxito.
La victoria y la uforia no deja ver el verdadero bosque de mala gestión del PP. Pero el pueblo ha hablado y no valen quejas de mala gestión. Nos esperan cuatro años de más de lo mismo ( paro juvenil y maduro, enchufismo, amiguismo y clientelismo),a lo que habría que añadir las demás virtudes que ensalzan las virtudes de más de 20 años de engaños y promesas. Por ejemplo, se dijo que para este verano habría ermita de la Virgen del Carmen, tras el desalojo. ¿Dónde esta la ermita/iglesia?. Enfin, felicidades a los votantes del PP y paciencia a la población que será excluida, otra vez será.