Tarifa volvió a mirar hacia su pasado militar gracias a un escultor de Ceuta el pasado sábado con un homenaje cargado de emoción a la Compañía de Operaciones Especiales 21 (COE-21), aquella unidad de los ‘Boinas Verdes’ que durante más de una década formó parte de la vida cotidiana de la localidad.
En la Isla de las Palomas, lugar estratégico entre dos mares y dos continentes, se inauguró un monolito conmemorativo que recuerda la presencia de la unidad entre 1973 y 1985, así como al coronel Fernando Sancho de Sopranis y Andújar, quien fue su comandante y fundador.
El escultor ceutí Alejandro Pedrajas fue el autor de la pieza, concebida como un gesto de memoria y gratitud hacia aquellos hombres que dejaron huella en Tarifa. El encargo, promovido por la Asociación de Veteranos ‘Boinas Verdes’ y respaldado por el Ayuntamiento, se convirtió en una obra simbólica no solo para los antiguos militares, sino también para el artista, que ha tejido su trayectoria entre Ceuta, Cádiz y Tarifa.
“Esta obra surgió porque los Boinas Verdes se pusieron en contacto conmigo a través de otras esculturas que tengo allí en la Isla de las Palomas”, explicó Pedrajas en declaraciones a El Faro de Ceuta. Con una sonrisa, añadió entre bromas: “Me gusta decir que soy el escultor con más obras al sur de Europa”.
Un homenaje de piedra al recuerdo
El monolito levantado en la Isla de las Palomas está compuesto por una escultura de 40 por 40 centímetros y unos 20 centímetros de altura, asentada sobre un pedestal de hormigón de más de un metro. “La pieza incluye los atributos propios de la COE: la boina verde, el machete y su vaina”, detalló el escultor. “Todo ello va acompañado de una placa con una inscripción que recuerda el paso de la unidad por Tarifa y el liderazgo del comandante Sopranis”.
Pedrajas habló del proyecto con la serenidad de quien siente orgullo por haber participado en una obra cargada de significado. “Ha sido un placer colaborar con ellos”, confesó. “En Ceuta siempre hemos tenido un ambiente castrense muy presente, y personalmente me siento cercano a esa historia. Era una oportunidad bonita de contribuir con algo duradero”.
El lugar elegido no podía ser más simbólico. Desde el espigón donde se alza el monolito se divisa perfectamente Ceuta al otro lado del Estrecho. “Me daba coraje porque yo soy de Ceuta, aunque vivo en Arcos de la Frontera”, relató Pedrajas. “Ver mi tierra tan cerca y no poder cruzar me provoca nostalgia. Me quedé un buen rato mirando, como si aquel horizonte conectara de nuevo mis orígenes con esta obra”.
La COE-21, una huella imborrable en Tarifa
El acto reunió a decenas de veteranos, familiares y autoridades locales. Entre ellos, el alcalde de Tarifa, José Antonio Santos, y varios concejales que recibieron metopas conmemorativas como muestra de agradecimiento. La jornada sirvió también para recordar a figuras queridas como Juani Araujo, vecina de Tarifa fallecida recientemente, muy vinculada a los militares, y a Paqui Hidalgo, quien ha mantenido viva la hermandad entre los antiguos miembros de la unidad.
Durante la ceremonia, el coronel Sancho de Sopranis expresó su gratitud por el reconocimiento y recordó los años de trabajo conjunto en la ciudad. Hubo también un homenaje a varios militares Carlos Jordán, Manuel Casas, Carlos Rodríguez y Quique Andréu, entre otros, así como a los comandantes Pérez Ríos, Romualdo Catalá e Iglesias. Todos ellos fueron distinguidos por su trayectoria y servicio dentro del cuerpo.
La jornada concluyó con una foto de familia junto al monolito, en la que se entrelazaron abrazos, risas y recuerdos. Los veteranos sellaron así un reencuentro marcado por la camaradería y el paso del tiempo, en un lugar donde todavía resuenan los ecos de su historia.
Entre Ceuta, Cádiz y el arte con memoria
Para Alejandro Pedrajas, este homenaje en Tarifa se suma a una trayectoria escultórica con fuerte presencia en Ceuta. “Soy también autor de varias obras allí”, recordó. “Por ejemplo, el Monumento a Zapadores, que está en el Puente del Cristo, y Las Manos de Vida Celi, que realicé junto a mi hermano. Todas ellas reflejan ese vínculo entre mi tierra y mi oficio”.
El escultor se define como un artista de raíces firmes y mirada mediterránea. “Para mí es un orgullo llevar el nombre de Ceuta por todos lados”, afirmó. “He trabajado en Tarifa, en Cádiz y en Arcos de la Frontera, y siempre intento que mis obras transmitan algo de esa identidad fronteriza, de ese punto entre dos mundos que compartimos”.
El trabajo del monolito a la COE-21 se extendió durante varios meses. “No fue una obra de gran tamaño, pero sí de gran carga emocional”, explicó. “Había que cuidar los detalles y respetar el sentido del homenaje. A veces, las esculturas más pequeñas son las que tienen más alma”.
Un puente simbólico entre dos orillas
La figura de Pedrajas, ceutí de nacimiento y gaditano de adopción, parece trazar un puente invisible entre Ceuta y Tarifa, dos territorios unidos por la historia y el mar. Desde la Isla de las Palomas, su nueva obra observa el horizonte y guarda memoria de aquellos hombres que formaron parte de la COE-21.
“Entre el sur de Europa y el norte de África, están ahí, siempre presentes”, resumió el escultor con un gesto tranquilo. “Esa es la magia de la escultura: dejar algo permanente en un lugar donde ya nada es igual”.
Con el viento del Estrecho como testigo, la piedra de Alejandro Pedrajas se ha convertido en símbolo de memoria y pertenencia, un recordatorio de que el arte, cuando nace del corazón y la historia, puede tender puentes más sólidos que cualquier frontera.






