La pandemia no ha acabado. Lo advierte el consejero de Sanidad del Gobierno de Ceuta, Alberto Gaitán, que tras casi catorce meses al frente de esa responsabilidad suma desde que comenzó la crisis sanitaria cerca de 20.000 contagiados confirmados en la ciudad, 147 fallecidos, más de medio millar de hospitalizados... Es necesario afrontar el levantamiento (parcial) de la última gran obligación sanitaria, la imposición del uso de mascarilla en interiores, desde la prudencia.
Ha hecho bien el Ejecutivo central, como le han recomendado los expertos, en esperar a ver la situación epidemiológica tras la Semana Santa, cuando previsiblemente se producirá un formidable incremento de la movilidad, para formalizar la decisión, que si todo va bien se materializará el 20 de abril.
No obstante, los especialistas consideran que debería mantenerse su utilización siempre en espacios como el transporte público y recomendarse en espacios donde no se mantiene la distancia de seguridad como cines, teatros, bares, restaurantes...
La responsabilidad debe seguir acompañando la toma de decisiones sociales e individuales. Estas últimas tendrán, conforme vayan desapareciendo las obligaciones forzadas, mayor importancia para proteger entre todos la Salud Pública y especialmente de las personas más vulnerables.
La probada capacidad de la Covid-19 para mutar supone una alerta que no debe pasar desapercibida mientras se afrontan tareas pendientes como la revacunación de las miles de personas que se contagiaron de la ómicron en enero y no pudieron inmunizarse entonces, por lo que les llegará su turno a finales de la primera y comienzos del verano, el primero que presumiblemente discurrirá plenamente en condiciones bastante más cercanas a la ‘vieja normalidad’, que cada vez parece más cerca de recuperarse, aunque para conseguirlo de verdad y plenamente es imprescindible seguir obrando en la vida cotidiana con prudencia y responsabilidad.