La sentencia de la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo desestimando el recurso contencioso disciplinario militar interpuesto por un sargento primero contra la imposición de la sanción de separación de servicio como responsable de una falta muy grave, bajo el concepto de “realizar, ordenar o tolerar actos que afecten a la libertad sexual o impliquen acoso sexual, intimidad, dignidad o en el trabajo de militares profesiones” enseña el camino a los militares que cometan estas conductas impropias.
La resolución viene precedida de un archivo de diligencias en el ámbito penal militar, pero dejaba la posibilidad de un reproche administrativo del régimen disciplinario de las Fuerzas Armadas.
Cuando leía la noticia en este medio, se me vino a la mente el caso de la comandante Zaida Cantera, autora del libro “No, mi general”, sobre el acoso que sufrió la autora, ahora exmilitar, por un coronel que fue condenado por acoso a la denunciante.
Ambas resoluciones son perfectamente legales en la jurisdicción militar, pero la primera implica la separación del servicio y, la segunda, la del coronel condenado, una vez cumplida la pena puede continuar en las Fuerzas Armadas. Como apunte es importante referir que la afectada perdió la condición militar por pérdida de aptitudes psicofísicas.
El acoso laboral es un tema grave que sufren las víctimas y que generalmente lo realiza un superior o persona dependiente de la trabajadora, lo que conlleva a que la víctima esté en unas condiciones difíciles de afrontar. La situación de superioridad la aprovecha el acosador para ejercer el maltrato físico, verbal o psicológico. No es una situación que se da estrictamente en el ámbito castrense o en las fuerzas de seguridad, también en el ámbito laboral.
Sin embargo, desde hace un tiempo, en el ámbito castrense y de las fuerzas de seguridad, se han implementado medidas para abordar este abuso de poder y, como se puede ver en la resolución, medidas contundentes para enseñar el camino a los que tengan conductas impropias de unos profesionales a los que, como dice la resolución, se nos presume “un plus de moralidad”, por la imagen que como funcionarios debemos trasladar a la sociedad.
Abundando en el tema, recientemente, una amiga que comenzaba a trabajar en el sector de la hostelería, me comentaba que había dejado el trabajo el mismo día porque el cocinero tenía la mano más larga que la mirada y, ante ese comportamiento y teniendo en cuenta la situación, había decidido dejar el trabajo, no sin antes comentar la incidencia al empleador. No había pruebas, sólo la palabra de la nueva trabajadora.
La administración está haciendo un esfuerzo importante para combatir el acoso sexual y laboral, porque tiene recursos para atacar este problema con formación, concienciación y con departamentos donde denunciar estas conductas, pero las empresas pequeñas no disponen de herramientas para detectar, proteger y denunciar estas conductas y, como decía, esta falta de mecanismos la aprovechan los elementos que tienen “la mano más larga que la mirada” para poner en marcha su sucia afición.
La comandante Zaida Cantera abrió el camino junto a otras profesionales para denunciar el acoso en cualquiera de sus facetas y, otras muchas mujeres y hombres, han dado el paso para denunciar estos abusos de poder, pero como decía, en empresas pequeñas es mucho más difícil, aunque no estaría de más dar los pasos para enseñar el camino a estos elementos nocivos para la sociedad.