La pasada madrugada volvió a escribirse otra crónica con ingredientes de temeridad, velocidad e imprudencia, que pudo haber tenido consecuencias trágicas. Fue a las cinco de la madrugada y el conductor del vehículo terminó dañando dos coches y llevándose por delante una farola, bolardos, ornato y dañando el pavimento. Imaginen que en ese momento hubiera pasado alguna persona por la zona, las consecuencias habrían sido brutales y trágicas. Hace falta una mayor conciencia en materia de seguridad vial, un mayor cuidado y atención que parece no alcanzarse con las sanciones económicas dispuestas o la mayor contundencia judicial ante los delitos vinculados con este ámbito. El vehículo, mal manejado, puede convertirse en una máquina de matar. Los múltiples accidentes mortales causados por imprudencias, malas prácticas o actitudes despreciativas son un buen ejemplo de lo que ocurre en cualquier lugar de España. Y Ceuta no es ajena a estas situaciones.
La violencia reflejada en los cuantiosos destrozos producidos en la avenida Compañía de Mar queda recogida en las imágenes y en el informe que deberá realizar la Guardia Civil a este respecto en la búsqueda de responsabilidades por lo acontecido.