Es acertada y oportuna -a mi juicio-la decisión del editor y poeta Guillermo Sena Medina de publicar esta colección de 100 sonetos de Antonio Murciano, un poeta conocido y reconocido por sus importantes creaciones sobre temas populares, pero no suficientemente valorado por su amplia producción lírica culta. Es comprensible que el editor acudiera a la profesora universitaria de Teoría Literaria y Literatura Comparada, María del Carmen García Tejera quien, especialista en la obra poética de Antonio Murciano y en Métrica, investigadora e historiadora de Literatura y de Retórica, es experta en el análisis de la dimensión acústica/musical de las palabras, y ha publicado diversas e importantes antologías poéticas.
En esta selección, elaborada aplicando criterios temáticos agrupados en cuatro bloques: 1.- La existencia humana en general y la suya propia, 2.- La relación entre el poeta y Dios, 3.- Las vivencias personales del poeta, y 4.- Semblanzas y homenajes, la profesora García Tejera pone de manifiesto cómo los recursos métricos no son unos elementos meramente decorativos sino, sobre todo, unos instrumentos intensamente expresivos. Este centenar de sonetos, en los que Antonio Murciano “se atreve a jugar con su forma canónica modelándolo en ocasiones para ajustarlo al desarrollo del tema tratado”, nos descubre las habilidades métricas –y, por lo tanto, rítmicas y musicales- que él emplea como privilegiados vehículos para expresar la sensación del tiempo y el sentimiento del recuerdo, para canalizar la fantasía y controlar la marea verbal gracias a su “instinto” musical, a su entusiasmo por la belleza y a su aprecio por el rigor de la palabra. Esta antología nos proporciona la oportunidad de comprobar cómo, ajustándose a los estrictos límites de esta forma poética, Antonio Murciano muestra su ilusionado vuelo hacia la vida y hacia la muerte, hacia la trascendencia y hacia la profundización en sus vivencias personales y hacia la unión y la comunión con sus seres queridos, con sus familiares, compañeros y amigos.
Esta publicación nos proporciona la oportunidad de disfrutar del placer estético, ese deleite integrador que abarca la finura sensorial, la delicadeza sentimental y la agudeza reflexiva, las tres dimensiones diferentes de la belleza. La lectura de este centenar de sonetos nos brinda la posibilidad de nutrir nuestros deseos de sentir, emocionarnos, disfrutar, sufrir, llorar y reír
Nos evidencia cómo la repetición de secuencias sonoras constituye unos misteriosos puentes, no sólo de sonidos, sino también -como ocurre con la buena música- de conceptos, de imágenes, de sensaciones y de sentimientos. Con esta selección la profesora García Tejera nos descubre cómo el poeta expresa los acordes emocionales de su alma, y nos explica cómo las rimas y, sobre todo el ritmo, constituyen unos privilegiados vehículos de la sensación del tiempo y del sentimiento del recuerdo. Esta muestra pone de manifiesto la calidad literaria de unos poemas que evidencian la habilidad de Antonio Murciano para, mediante oposiciones de palabras, sorprendernos y estimular nuestra la reflexión sobre la complejidad de la realidad humana y sobre la creación de mundos posibles y gratificantes.
Una primera lectura de estos 100 sonetos nos revela un léxico propio con el que el poeta canta y explica la paradoja entre la vida, el amor, la alegría, la esperanza, el alma, la luz, la belleza, la paz, la palabra, el fuego o la llama, por un lado, y la herida, la pena, el dolor, el llanto, la muerte, la espada, el desierto, la sombra, el sufrimiento, la mentira o el llanto, por otro. Esta publicación nos proporciona la oportunidad de disfrutar del placer estético, ese deleite integrador que abarca la finura sensorial, la delicadeza sentimental y la agudeza reflexiva, las tres dimensiones diferentes de la belleza. La lectura de este centenar de sonetos nos brinda la posibilidad de nutrir nuestros deseos de sentir, emocionarnos, disfrutar, sufrir, llorar y reír. Es una invitación a la aventura del diálogo y de la conversación con su autor, Antonio Murciano.