La Inspección de Educación ha citado este lunes a todas las partes implicadas en la denuncia que por un supuesto caso de acoso dentro y fuera de las aulas del IES Luis de Camoens presentó hace una semana ante la Policía Nacional en Ceuta la madre de una alumna de 13 años de ese instituto. Una vez que las haya escuchado, el inspector de referencia deberá decidir si procede o no la apertura de un expediente informativo al respecto, según han informado las fuentes consultadas por este periódico.
La progenitora de la víctima alertó en la Jefatura Superior de que desde el pasado mes de enero al menos siete compañeros de su hija comenzaron a “gastarle bromas pesadas como echarle gel hidroalcohólico en la mesa, tirarle tizas, hacerle la zancadilla, manchar su ropa con tinta o culparla de lo que ocurre en clase” y han terminado “insultándola, amenazándola con pegarle palizas, dándole golpes y usurpando su identidad en redes sociales”.
La familia de la estudiante ya ha puesto el asunto en manos de una abogada, Luz Elena Sanín, y ha ido poniendo más el foco sobre el comportamiento de miembros del Claustro y del equipo directivo del centro, que en su Plan de Convivencia tipifica como falta muy grave “cualquier proceso de acoso escolar hacia cualquier miembro de la comunidad educativa”, así como “los actos que causen un daño físico real del cual se deriven lesiones que requieran una atención sanitaria”.
La denuncia policial parte de que a finales de enero una de las supuestas acosadoras, con la que la agredida compartía amistad, la desafió y citó para pelearse al salir de clase por “unos comentarios en Instagram”. Ambas “llegaron a las manos” y la niña recibió una patada en el vientre por la que una semana después conservaba un gran hematoma del que consta parte judicial médico.
Después de aquella pelea “el acoso ha sido constante” en forma de “insultos, agresiones y humillaciones” incluso dentro del instituto, concretamente en el gimnasio, donde habría sido golpeada (presentaba hematomas en brazo, nuca...) por ocho compañeros sin que su profesor de Educación Física lo presenciara “porque se había marchado a hablar con otro docente” aunque “sí la vio llorando a su regreso sin que se diese ninguna alerta al respecto”.
La chica comentó a la Jefatura de Estudios después que “le dolía la cabeza” sin dar más detalles “por miedo” y pidió que su madre fuera a recogerla. A partir de ahí la estudiante confesó los hechos a su progenitora, a la que también alertó de que otra chica estaba utilizando su perfil en algunas redes sociales para hacer comentarios provocadores, sexuales... a diferentes contactos.
El equipo directivo del instituto ha asegurado no haber tenido “ninguna noticia o indicio” de los hechos (a su juicio parecía “muy integrada en ese grupo al que señala”) hasta que recibieron la visita de la Policía, momento en el que activó “de inmediato” su protocolo específico interno.
Los abogados de los padres deberían denunciar el primer lugar al claustro de profesores, en segundo lugar a la inspección educativa y por ende al Ministerio de Educación y ciencia en Ceuta por pasividad y negligencia en el tratamiento de estos gravísimos hechos que aquí se relatan. Se deduce que las autoridades educativas son conniventes con el acoso escolar por inacción derivada del miedo.