Asistimos estos días a debates sempiternos sobre temas políticos. Ríos de tinta son vertidos en la opinión pública respecto a la esencia de la Democracia, la Filosofía de la izquierda, la idiosincrásia de la Derecha, el nacionalismo progresista, la tolerancia que defendemos frente a los intolerantes, el capitalismo como libertad y el comunismo como una especie de plaga que asola a los países que lo padecen.
Con estupor leemos las sentencias del Tribunal Constitucional declarando ilegal el Estado de Alarma decretado por la pandemia. Un voto de diferencia respalda la sentencia.
Las pancartas y las campañas políticas sostienen lemas que dan que pensar si se analizan la " Lógica de sus argumentos":
"El aborto es un asesinato", pero hay que defender la pena de muerte. "Comunismo o libertad" " Médicos por la verdad" ( como si los otros médicos abogaran por la mentira. "La eutanasia es un crimen de Estado "y un infinito etcétera que nos ponen en encrucijadas filosóficas, éticas y políticas.
Esta semana debatimos si cuba es una dictadura. ¿Mantendrá la izquierda esa tesis?
Desde mi visión caleidoscópica entiendo que los movimientos de izquierda tienen en su ADN la solidaridad, la tolerancia, la justicia social, la igualdad de derechos, la garantía de la libertad y el hacer un mundo en que los, seres humanos seamos un fin en si mismo, como defendería Kant.
Cuba se cubrió con la pátina de la nostalgia para enterrar la más cruda realidad. El comunismo de cuba alberga una metástasis que destruye la esencia de su origen. La libertad , la igualdad y el pueblo se convierten en palabras vacías que destruyen a cualquier idea progresista. Reconocerlo nos dignifica a todos los que pensamos la izquierda como una forma de estar en el mundo.
La falta de crítica enclaustra una ideología monolítica que se va carcomiendo con el tiempo.
Las revoluciones tienen su tiempo, pero deben dejar paso a otras revoluciones contra ellas mismas.
¿Nos atreveremos a llamar " fascista" al Rey de Marruecos haciéndole un regateo a la diplomacia? ¿ Defenderemos con uñas y dientes que los países homófobos no tienen cabida en Europa? ¿ Haremos una muralla contra la explotación en todos los países sean los que sean? ¿ Seremos capaces de condenar el latrocinio del Rey emérito?
Entonces, despertaremos del sueño revolucionario y comenzará la revolución que necesitamos.
Llegará el socialismo libertario, el rostro humano, la esperanza del cambio real cuando seamos capaces de entendernos con la derecha en lo que haya que entenderse sin negarnos sistemáticamente a todos sus planteamientos. De esta manera los combatiremos, entrando de lleno en su campo de batalla.
Siempre nos quedará Pepe Mújica, Nelson Mandela o Ángela Merkel como referentes para pensar en lo mismo de una manera diferente.
El triunfo llegará, no podrán vencernos las derrotas.