Ayer se celebró el Día Mundial del Riñón. ‘El Faro’ aprovechó la ocasión para conversar con el responsable de Nefrología en el Hospital universitario de Ceuta, el doctor Francisco García Sierra.
–Para que nuestros lectores estén avisados, ¿cuáles son los síntomas que avisan de un problema renal?
–Para que una enfermedad renal presente manifestaciones tiene que estar muy avanzada. Al inicio no da síntomas de ningún tipo. El dolor del riñones te lo da un cólico, una piedra, pero no es una enfermedad que pueda poner en serio peligro tus riñones. Es una enfermedad silente.
–¿Qué controles debe seguir una persona para mantener seguros sus riñones?
–Los controles respecto al riñón son los mismos que debe hacerse cualquier persona. Controles de anemia, azúcar, etc. Los médicos de cabecera proponen hacer controles cada cierto tiempo por si se detecta diabetes, tensión o colesterol, entre otros problemas. Son esos controles en los que hay que incidir para que la gente se cuide. El diabético tiene que asumir que lo es y actuar en consecuencia, lo mismo para los hipertensos y los que tienen colesterol. Esas enfermedades son las causas más frecuentes de un deterioro de riñones que lleve a la diálisis.
–El Día Mundial del Riñón se centra esta año an advertir de la relación entre las afecciones renales y las cardíacas.
–Existe el síndrome cardio-renal. El corazón es una especie de bomba que propulsa la sangre y el riñón sería el desagüe de ese líquido. Entonces, si tienes un motor que propulsa líquido, pero el desagüe está obstruido y no filtra bien, hay problemas. Si no puede desaguar, el corazón sufre. Si el corazón se viene abajo, el riñón sufre. Es una relación muy directa. Además, las enfermedades que afectan al corazón prácticamente son las mismas que dañan al riñón: diabetes, colesterol e hipertensión. Se suele decir que si tienes una de estas enfermedades probablemente tendrás un problema de corazón en el futuro, a eso habría que añadir que también va a afectar a los riñones.
–Usted ha trabajado con pacientes de diálisis, personas que tiene que estar horas enganchados a una máquina. Debe ser una situación muy dura.
–Aquí en Ceuta no trabajo este tema porque se trata fuera del Hospital Universitario, pero he tenido ocasión durante muchos años de tratar con ellos. Son cuatro horas tres veces en semana. A quien le toca no tiene más remedio que aceptarlo, porque es la opción para sobrevivir hasta que llegue el momento del trasplante.
–Ahora que habla de trasplantes, es sabido que España está a la cabeza del porcentaje de donantes, ¿cuál es la situación a este respecto en Ceuta?
–En Ceuta es escaso. Aquí no hay un centro extractor en el que se obtenga el órgano, ni es un centro de trasplante. En todo ello dependemos de las listas de trasplantes del Hospital Carlos Haya de Málaga. Hay una lista de espera para trasplantes en Ceuta, no muy extensa, pero importante en relación a la población de la ciudad. Hay una decena aproximada de pacientes apuntados en la lista de espera. Dependemos del número de trasplantes que hagan en Málaga que es la ciudad andaluza que más trasplanta.
–Dice que la lista de espera es importante en relación a la población de Ceuta, ¿existe más prevalencia de enfermedades renales en la ciudad que en el conjunto de España?
–Teniendo en cuenta que Ceuta tiene 80.000 habitantes, aproximadamente hay 1 por cada 10.000. Parece que hay más la incidencia aquí que en otros sitios, aunque faltan estudios científicos para confirmar esta apreciación. Parece, pero no está claro.
–¿Está la sanidad ceutí bien preparada para atender a los enfermos renales?
–El Hospital Universitario no trata a los pacientes de diálisis, pero existe un centro de diálisis externo abierto desde hace dos años, donde van los pacientes de forma ambulatoria. Por lo tanto, Ceuta está dotada perfectamente. El único problema se puede presentar con un enfermo que esté ingresado en el Universitario por cualquier otra causa y haya que trasladarlo al centro de diálisis.
–¿Qué mensaje le gustaría trasmitir con motivo del Día Mundial del Riñón?
–El primero, la prevención. Un estilo de vida con buenos hábitos: ejercicio; no fumar; cuidarse de diabetes, hipertensión y colesterol; todo pasa factura. Respecto a la enfermedad renal ya diagnosticada, hay personas que precisan de un trasplante para mejorar su calidad de vida. El ciudadano tiene que conocer que hay personas que sufren y hacerse donante.