37 días en la UCI. Se dice y se escribe pronto. 37 días luchando contra un virus desconocido, siendo protagonista en Ceuta del parte diario que ofrecía Ingesa a los medios de comunicación desde el 30 de marzo en el que se produjo su ingreso hasta el 7 de mayo cuando los médicos decidieron que podía pasar a planta, recibiendo el alta un mes después. Detrás de esas crónicas periodísticas, de esos titulares diarios, había un hombre, Juan, a quien el virus decidió jugarle una mala pasada con 69 años. Hoy, en esta primera entrevista que concede a un medio de comunicación, mira hacia atrás sabedor de la lección de vida sufrida, una lección que le hace ver las cosas de otra manera, apreciarlas incluso más porque Juan sabe que, en cuestión de momentos, el destino te asesta una bofetada sin manos de la que muchos otros no han podido recuperarse. “Entramos cinco personas en la UCI, cuatro se fueron y yo me quedé”, recuerda en esta entrevista con El Faro de Ceuta.
El 30 de marzo, en pleno estado de alarma, Juan decidió marchar al Hospital. No podía más. Se había confinado como el resto de españoles, en un momento en el que todo era confuso, en el que no hacían más que publicitarse síntomas o supuestos síntomas del coronavirus pero, en realidad, se avanzaba en un túnel a ciegas.
“Cuando me confiné no tenía ningún síntoma. Fue después, cuando la evolución en casa, en donde estábamos mi mujer y yo, iba in crescendo. Empecé a estar mal, tosía, tenía la barriga suelta… pero no tenía fiebre. El médico de cabecera me mandó medicación, pero ya no podía aguantar más. A final de marzo decidí que tenía que ir al Hospital para que me hicieran las pruebas porque me encontraba bastante mal”, explica. Fue poner un pie en Urgencias y no salir hasta dos meses y medio después.
“El 30 de marzo marché al hospital, fue lo mejor que hice. Al entrar me hicieron todas las pruebas en Urgencias y ya no recuerdo más porque me mandaron directamente a la UCI. Hasta que llegué no sabía que tenía el coronavirus, en ese momento tampoco teníamos idea de lo que era, de los síntomas claros... ahora sí sabemos un poco más. Hoy te ven esos síntomas y te dicen que es coronavirus pero antes no, en marzo había más desconocimiento”.
De Urgencias a la UCI. A no recordar nada, a que le provocaran un coma inducido, a no tener conciencia de lo que estaba sucediendo a su alrededor... Así empezaba a escribirse la historia de este vecino de Ceuta que cada día conseguía ganar el pulso al coronavirus, hasta ser el paciente que más tiempo ha permanecido en la UCI en uno de los periodos de más dolor que ha sacudido a Ceuta con el fallecimiento de cuatro personas. Tras 37 días, pasaría a planta, asimilando todo lo sucedido en ese periodo de auténtica agonía. “Me entraron en la UCI y ya no recuerdo nada. Mientras estuve allí estaba en coma inducido. No supe nada hasta que recupere la conciencia. Fueron 37 días, mes y pico, el que más estuvo en Ceuta porque me lo dijeron al final. Los últimos días ya estaba consciente, pero no podía entrar nadie a verme. Me iban despertando, me hicieron una traqueotomía, luego el aislamiento en planta... en donde ya sí tuve conciencia de todo”.
La pérdida de masa muscular, la debilidad tras perder entre 12 y 14 kilos de peso, el miedo a lo desconocido... Una combinación que marcó a Juan, una lección de vida física y psicológica que choca con muchas de las escenas de las que ahora es testigo ante los rebrotes que se están produciendo en Ceuta, en donde se ha superado la barrera de las 50 afectados. Ver todo eso para quien tanto ha sufrido, para quien ha tenido su vida pendiente de un hilo, duele. Y mucho.
"Cuando lo sufres en tus carnes y ves que la gente no está teniendo las precauciones te sientes mal"
“Yo, lo que le pido a la gente es que sepa que esto es real, que esto es muy serio. Cuando lo sufres en tus carnes y ves que la gente no está teniendo las precauciones te sientes mal. El que no lo tiene no sabe lo que es, pero esto es muy malo. Lo he pasado muy mal, la tos, la diarrea, el cuerpo… En Urgencias, cuando entré, no volví la cara para atrás porque solo quería una solución, quería salir de esto tan malo que tenía en el cuerpo. La gente no conoce la segunda parte, y es que no sabemos las secuelas. Llevamos pocos meses con esto y hasta dentro de un año no se sabe los síntomas que puede tener en los órganos. A lo mejor al ser asintomático no se tiene dolor, que es lo peor que hay, pero no sabemos qué hay después”, lamenta.
“La juventud no sabe lo que hay, yo estoy saliendo a la calle, conduzco... pero otros no, hay gente que no puede andar. Otras personas no se recuperan, uno no sabe lo que va a quedarte”, añade. “Yo estoy viviéndolo, pero quien no lo vive… Veo que la juventud está equivocada, se cree que no lo tienen, pero igual pagan una factura que no saben, además de poder pegarlo a familiares, personas mayores… No saben las consecuencias. Son asintomáticos pero sus órganos pueden estar dañados y cuando se vayan haciendo mayores va a salir porque lo pasaron, no tuvieron cuidado… Los asintomáticos pasan desapercibidos y no saben lo que vendrá después porque no tienen dolor”, explica, sin entender el poco cuidado que muchos han tenido cuando terminó el estado de alarma y se fue avanzando en la consecución de más actividades. “La gente, cuando salió a la calle, yo ya lo veía... Está muy activa, como que no le importa nada, pero esa percepción no la tiene uno cuando sale del hospital o sale de un caso como el mío”.
El sentimiento de Juan es común al de quienes lo han pasado muy mal con el coronavirus o al de los familiares de los fallecidos, cuyo pesar choca con esa alegría compartida en exceso cuando nada hay que celebrar. Ni se ha ganado la batalla al virus ni se sabe siquiera las consecuencias que pueden aparecer.
Nada más salir de la UCI e ingresar en planta, Juan asimiló todo lo pasado. En mayo ingresó en una habitación pudiendo ver de nuevo a su familia. “Los médicos se han sorprendido de mi evolución, de ellos solo puedo decir que la atención ha sido estupenda. Los enfermeros, celadores, médicos… a todos es de agradecer. Cuando salí de la UCI, y ya puedes ver a tus seres queridos... pues fue una satisfacción enorme. Todo esto era algo nuevo para mí, nunca he estado en una situación así”. Ese reencuentro lo recuerda enmarcado en unos “momentos emocionantes” en los que te quedas bloqueado porque “nadie está acostumbrado a algo así. Te ves en la cama, pierdes peso, masa muscular...”, detalla, y se recibe una lección de vida. “El ser humano se da cuenta de que cuando pasa una cosa como esta das a la vida el valor que tiene. Cuando me dijeron que para andar iban a pasar meses…”, explica emocionado. No fue así, Juan ha tenido una evolución sorprendente que se nutre también de una condición física propia de quien ni ha fumado en su vida y de quien ha llevado hábitos saludables como la práctica del senderismo. Eso le ha ayudado en su recuperación y en poder disfrutar esta nueva etapa.
“Cuando la vida te da una oportunidad nueva... dices... piensas que podía estar en la otra parte. Antes no le daba importancia a otras cosas que ahora valoro más ante lo que viene y puede venir. No sabemos lo que va a durar esto, tampoco se tienen conocimientos… no se sabe todavía las secuelas”, explica Juan, que el pasado 4 de junio recibió el alta médica y todavía sigue acudiendo a citas y controles, sobre todo orientados a las indagaciones que lleva a cabo Medicina Preventiva sobre el virus. Juan reconoce y valora la labor sanitaria que, considera, pudo ser la que fue gracias al aislamiento de Ceuta con una frontera cerrada a cal y canto. “Ha sido una lucha de los médicos que es de agradecer pero no estaría hablando así contigo si la frontera hubiera estado abierta. Por las circunstancias, con las camas que hay en la UCI… cuando los médicos están saturados no pueden trabajar bien”, reconoce pensando que de no haberse adoptada ese cierre fronterizo o del puerto no se hubieran tenido los recursos para los afectados. Juan agradece la implicación de todos los profesionales en un caso, como el suyo, que fue virulento y lo llevó a la Unidad de Cuidados Intensivos un tiempo récord.
“Que se sepa que esto es real”, insiste en su mensaje dirigido a quienes todavía no tienen conciencia de lo que está ocurriendo apareciendo incluso un sector negacionista en la sociedad. “Se pasa muy mal”, advierte, “que se preocupen de la mascarilla, de la higiene… porque lo primero es la salud”. Sin ella no somos nada.
Una historia de superación que tiene un inicio pero carece de final
Para Medicina Preventiva del Hospital es muy importante estudiar los casos de los pacientes que han superado el virus, comprobar si tienen anticuerpos y analizar su evolución. Por eso muchos de los que han superado el virus mantienen contacto con los profesionales para que avancen en sus investigaciones. Juan acude a realizarse todas las pruebas necesarias, es un ejemplo de superación porque ha tenido una evolución rápida después de haber sido atacado de una forma tan virulenta. Del virus poco se sabe cuando ni siquiera ha sido dominado sanitariamente. La tarea de los sanitarios es conseguirlo y la aportación de los pacientes es clave para una historia que carece de un final que nos puede sorprender.
esto puede pasar a cualquier persona y hay otras enfermedades peores que mata a la gente y nadie habla de ellos porque sera ?? porque quereis meter miedo a la gente ?? o para vender la vacuna habra que hacer una propaganda ?? publicalo