Agentes de la Guardia Civil coordinados con la Salvamar ‘Gadir’ rescataron en la mañana de ayer a cuatro inmigrantes subsaharianos que se encontraban a seis millas de la bocana. El grupo, procedente de Costa de Marfil y Guinea Conakry, pretendía alcanzar la península en una balsa playera empujada a remos cuando fue encontrado por un barco pesquero de nombre ‘Zulú’.
Sucedía a las nueve de la mañana, repitiéndose así una nueva escena que refleja la presión migratoria que afecta a la ciudad desde el pasado verano. La ‘Gadir’ se encargó del traslado de los varones a puerto deportivo, desde donde se coordinó su entrega a la Policía Nacional para su posterior filiación e ingreso en el CETI.
Las entradas de subsaharianos por vía marítima se ha convertido en una constante, lo que ha hecho incrementar notablemente la ocupación de estos sin papeles en el CETI, que se encuentra ya al límite de su ocupación con casi 500 ingresos. A la presión que este colectivo representa se suma la de los nadadores: magrebíes que intentan, a diario, su entrada en la ciudad bordeando el espigón del Tarajal. Los agentes de la Benemérita rechazan a los marroquíes y lo intentan con los argelinos, que, en la mayoría de las ocasiones no son aceptados por Marruecos salvo excepciones. Esta semana se aceptaba alguno de estos rechazos con cuenta gotas, lo que podría atisbar un cambio en las nulas relaciones que ahora mismo existen con el país vecino en materia migratoria.
Y mientras unos intentan llegar a la península en balsa, otros lo pretenden ocultos debajo de los camiones o autobuses que embarcan con destino a Algeciras.
Así sucedió en la mañana de ayer con siete inmigrantes que fueron sorprendidos por la Benemérita escondidos en los bajos de los camiones, durante los controles llevados a cabo en el embarque.
De los siete sin papeles encontrados, sólo uno era subsahariano, registrado como tal en el CETI, mientras que el resto eran marroquíes y dos de éstos menores. La Policía Nacional se encargó también de su recogida y posterior tramitación, ya que en el caso de los magrebíes se podía llevar a cabo su entrega al vecino país.
La presión en el puerto es constante y así se deja ver cada día con la cantidad de inmigrantes magrebíes y subsaharianos que pululan por la avenida Cañonero Dato esperando la llegada de los camiones para intentar ocultarse en sus bajos. Esta semana también la Benemérita localizaba a dos argelinos ocultos en los camiones encargados de trasladar los residuos desde la planta de transferencia a la península. Esta vía, tal y como informaba ‘El Faro’ la semana pasada en un reportaje, vuelve a hacerse patente ya que los inmigrantes se ocultan en el Hacho para evitar la acción policial.