Por tercer año consecutivo, los estudiantes de arqueología de la Universidad Nova de Lisboa llegan a Ceuta para trabajar en la excavación de Llano de las Damas. Durante dos semanas, estos jóvenes excavarán, identificarán y clasificarán las miles de piezas de este alfar con más de siete siglos de antigüedad. “En el norte de África no hay ninguna estructura tan completa como esta. En este yacimiento hay un alfar muy completo y preservado con todos sus elementos”, expresa André Teixera, profesor de la actividad.
El alfar, área donde se producían piezas de cerámica, está compuesto por tres hornos, una zona de preparación de arcilla y varios testares, lugares donde se depositaban los restos de las piezas que no servían o se rompían. Además de la riqueza del yacimiento, el campus necesita que el entorno sea adecuado para poder realizar las labores de laboratorio y que los jóvenes sigan formándose. Ceuta posee un enclave idóneo para ello, “estamos hablando de futuros arqueólogos y el posterior estudio de las piezas es esencial que se haga correctamente”, añadió Teixera.
Reserva de plazas
Esta acción es coordinada por Fernando Villada, arqueólogo municipal y Gabriel Fernández, técnico de la sección de patrimonio cultural. Ambos han manifestado “la decepción de este año” al no haberse apuntado ningún ceutí. Además de los estudiantes, se reservan varias plazas para aquellos que les interese el ámbito arqueológico y quieran conocer más sobre la historia que esconde la excavación. “Es una oportunidad muy bonita para acercarse al mundo de la arqueología y conocerla en primera instancia”, señaló Villada.
El desarrollo de la actividad tiene dos partes: por las mañanas acuden a la excavación de Llano de las Damas, donde se extraen los materiales, se documentan y se recogen. Y por la tarde, se suceden las tareas de laboratorio. En primer lugar se lavan todas y cada una de las piezas. Después se extienden, se clasifican y se intenta “casarlas”, que tal y como explica el arqueólogo, consiste en “unir los fragmentos para construir la pieza”. Y para finalizar, se embalan y catalogan antes de llevarlas al almacén del museo, donde permanecerán hasta que se realice una exposición sobre ellas o sean determinantes para algún estudio. “Nos gustaría que los ceutíes pudieran ver realmente qué hacemos y cómo es el proceso, que sepan la dificultad que conlleva esa simple pieza que ven una vitrina”, narró Fernando Villada.