Confieso que no vi el programa completo. Zapeando pude ver a unos reporteros que escondían la cámara en el suelo del coche y con cara descompuesta pasaban la frontera de El Tarajal diciendo bobadas como “hay un control” o “nos piden los pasaportes”. No sé que querían que les pidiesen en una frontera internacional ¿una foto dedicada? Así que me dije “este es otro programa amarillo de listillos de la capital”, y cambié de
cadena. Me recordó una anécdota que me sucedió hace unos años en la misma frontera. Esperaba en la cola de una de las ventanillas de la parte marroquí para renovar el papel verde del coche cuando se me acercó una chica que tras asegurarse de que era español me preguntó por la ventanilla en la que se obtenían los papeles para pasar el vehículo. Le dije “en esta misma ventanilla”, “¿pero esta es para todo el mundo?” me preguntó. “Para los nacionales y los extranjeros, teniendo en cuenta que los nacionales son los marroquíes y los extranjeros, nosotros” le dije con cierta condescendencia, a lo que ella aseguró “es que me han dicho que hay una ventanilla para los de Madrid”. Tras la sorpresa inicial y ya con media sonrisa le dije que eso no existía. Insistió en que se lo habían dicho y se marchó contrariada en busca de la ventanilla exclusiva para los madrileños.
Tras el aluvión de críticas, comentarios y declaraciones varias relacionadas con el dichoso programa lo visioné en la red y me reafirme en que se trataba de un bodrio amarillista de unos periodistas poco rigurosos empeñados en captar audiencia. Jalis y sus compinches deberían ser contratados de inmediato por los servicios de información para localizar yihadistas ya que ellos en tan solo un día y medio pusieron al descubierto las células del estado islámico en Castillejos y en Ceuta. No digo que no sean peligrosos, pero los chavales que vimos en el programa parecían más bien unos delincuentes comunes empastillados dispuestos a gritar “Allah Akbar” o “viva el Betis” con tal de salir en la tele, lo que les aleja bastante del perfil de radicales instruidos en la yihad.
Pero no nos engañemos, lo visto en el programa es una parte de la realidad de Ceuta. No toda, ni la más significativa o característica, pero como mínimo una parte de nuestra realidad. Además de los problemas de delincuencia y exclusión social, en la ciudad existe un problema de yihadismo relacionado con el proceso de radicalización que sufre parte de la población musulmana de la ciudad. Es una realidad incomoda pero es real. Nuestro diputado nacional, en un apropiado artículo publicado en este diario a cuenta del referido programa llamaba la atención sobre el bajo número de combatientes o yihadistas que presenta España en relación con otros estados europeos (principalmente Bélgica y Francia) lo cual es cierto, y que tan solo 10 de los 70 combatientes reconocidos por el Ministerio del Interior provienen de Ceuta y Melilla, pero en este caso, las cifras absolutas pueden despistarnos ya que los combatientes que parten de Ceuta y Melilla representarían un 15% del total mientras que la población musulmana de ambas ciudades es tan solo un 8% del total a nivel nacional, lo que nos indica sin duda que no somos los únicos pero sí que estamos en un lugar destacado. Las últimas detenciones nos confirman la tendencia iniciada hace unos años con un desplazamiento de las redes de captación de Cataluña y Casablanca a Ceuta y Melilla y Castillejos. Y esta es la realidad, incomoda eso sí, pero que haríamos mal en no ver centrados solo en criticar a los sensacionalistas que no nos conocen.