La idea no se fraguó en un día… sabía que para triunfar en el fútbol, debía de salir de su Amazonia natal y buscar lo que demandaba su interior. En un viaje de días y con una lata de comida que su madre le preparó, conoció el mundo de Río de Janeiro y su particularidad. Jugando en una de sus playas recibió una oferta de un Señor, que lo llevó a Paraguay para fichar por el Guaraní de Asunción, donde jugó tres temporadas a pleno rendimiento ganando la liga y contribuyendo a su acceso para jugar “la Copa Libertadores”. La UD Lleida fue su primer equipo en España y donde se hicieron ver las virtudes de un futbolista limpio, con un potente salto de cabeza y pasión por el fútbol. Su buena temporada con los ilerdenses, propició el interés de la UD Levante que, ¡cómo no!, tuvo su anécdota: (…) Le manifesté a un dirigente del Guaraní paraguayo mi intención de seguir en el Lleida, donde era muy apreciado por el entrenador Chechu Rojo y por la afición. Una pistola en mi rodilla me obligó a cambiar de opción, fichando en el Levante (…). De aquella historia, la justicia empieza a darle la razón… ¡pronto!
Nombrar a Sandro Marques y unirlo a la AD Ceuta forma parte de la historia de éste club. La afición le reconoce como una persona entregada a sus colores y la simpatía que desprende en su trato abierto y educado. Si son los niños, estos le piden aun hacerse fotos con él. Y todo ello en contrapartida con la intención de relegarlo y hacerlo salir por la puerta de atrás. Todos recordamos que en el último año de presidencia de Felipe Escane y con un entrenador de bajo nivel, éste dejó de convocarlo sin motivo justificado cuando con Carlos Orúe llegó a jugar infiltrado, lesionado y el equipo estaba en puestos de play-offs. La cuestión radicaba en seis mil euros. Si Sandro jugaba veinticinco partidos, debería recibir la citada cantidad. En el partido número veinticuatro, el entrenador que no merece que lo nombre, haciendo oídos a intereses improcedentes, dejó de contar con sus servicios. Es decir, todos los años, excepto en la actual temporada, se envía un mensaje a la afición sobre la necesidad de subir a Segunda división y que ese año será el del ascenso. Si nos centramos en detalles de este tipo, donde seis mil euros tienen más importancia que una deuda acumulada de cientos de miles de euros, en Ceuta nunca se verá fútbol de superior categoría. Por lo tanto, la mediocridad seguirá mermando las ilusiones.
Es posible que por primera vez en su carrera deportiva, haya sido expulsado por recibir dos tarjetas amarillas. Un árbitro innombrable, juez del partido Antoniano- Murallas, tomó esa decisión en un salto dentro del área donde Sandro intenta rematar hacía el centro de la misma, siendo emparedado por dos contrarios. Uno de ellos, ante el temor del penalti, se queja aparatosamente de que ha recibido un codazo. Eso supone la expulsión de Sandro, como resolución salomónica… de esa forma eliminaba la posibilidad de empate del equipo ceutí, ya que el central las ganaba todas de cabeza, tanto en defensa como en ataque…
No es ninguna exageración decir que Goyo, Segura, Jaime y Corrales, junto a Sandro, forman una línea defensiva mas propia para la AD Ceuta, hecho fundamentado en que, tanto el año anterior como éste, el segunda B ceutí no ha tenido defensas de categoría. Gusta el trabajo de Jorge, incisivo y desequilibrante pero con la poca picardía del futbolista joven. Nordine y di Martino necesitan solo la suerte que necesitan los buenos jugadores. El Sr. Brahim, nuevo entrenador de este Murallas casi sub-23, sabe perfectamente donde se muestran las carencias de este equipo. El centro del campo es su talón de Aquiles… yo insistiría en la incorporación de Perita, ¡él daría sentido al juego!. Cuando fue expulsado, Sandro caminó despacio frente a la grada de tribuna del campo municipal de Lebrija, moviendo negativamente la cabeza… de los 400 espectadores no surgió ni una sola voz… en ese silencio respetuoso, la voz de una mujer caballa hizo honor a la elegancia propagando sus sentimientos: (…) Sandro, eres el mejor… eres un caballero del fútbol… aquí aparece la injusticia (...).
Así lo vivió el público lebrijano… por su buen partido, ¡Sandro silenció a la grada!.