Deu y Abdeselam presentaron ayer el nuevo desfibrilador del Teatro Auditorio del Revellín
El Gobierno local avanza para conseguir que Ceuta sea una “ciudad cardioprotegida”, esto es, que los recintos que registren mucho movimiento de personas o con un importante núcleo poblacional cuenten con desfibrilador. Así, se seguirá aumentando el número de “áreas cardioprotegidas”, es decir, “que cuentan con desfibriladores semiautomáticos y con personal cualificado para su uso”, tal y como explicó ayer en declaraciones a los periodistas el consejero de Sanidad y Consumo, Abdelhakim Abdeselam Al Lal.
El objetivo es poder dar una respuesta inmediata si se produce un incidente del tipo de una parada cardiorespiratoria, síncope o infarto de miocardio. “Este aparato sirve para diagnosticar y, a la vez, para tratar, y en el margen de 7 a 10 minutos se ha comprobado que más del 75 por ciento de las personas pueden recuperar el ritmo cardiaco”. Para Abdeselam, este tipo de aparatos “salva vidas” y su utilidad es “enormemente práctica”.
A los ya instalados en espacios deportivos como el Guillermo Molina o el Díaz Flor, en el Puerto y en el Parque Marítimo del Mediterráneo (en estos dos últimos “por generosidad y gentileza” de Carlos Chocrón), en el Centro de Riesgos Laborales de la Ciudad y en el Siete Colinas, se sumarán los que la Ciudad pretende instalar en Protección Civil, en el centro comercial Parque Ceuta (aunque esta instalación depende de iniciativa privada), en Ceuta Center y en el campus universitario, siendo este último el próximo en instalar.
La consejera de Educación, Cultura y Mujer, Mabel Deu, y el propio Abdeselam, presentaron ayer el último desfibrilador que se ha instalado en el Teatro Auditorio del Revellín. Deu agradeció a Abdeselam y a todo su equipo “el esfuerzo y el empeño” tanto en dotar a este recinto de este aparato como en la formación que ha recibido el personal de Cultura para aprender a utilizarlo.
El coste es de unos 3.000 o 3.500 euros, aunque “es relativo en relación a las ventajas y a lo que va a suponer. Salvar una vida no tiene precio”, dijo Abdeselam, quien añadió que “son dispositivos que no habría que cuestionar mucho el precio cuando lo que está en juego es una vida y una persona”. No obstante, desde la Ciudad esperan no tener que utilizarlos.
Un dispositivo fácil de utilizar
El primer paso es realizar la reanimación cardio-pulmonar, y si el afectado no reacciona ya se utilizaría el desfibrilador, que indica todos los pasos a seguir para reanimar al paciente, explicó el funcionario de Cultura José Sedeño. El consejero explicó que la ventaja radica en que puede ser utilizado por personal no sanitario, siempre y cuando haya realizado un curso de soporte vital básico o reanimación cardiopulmonar. Tiene una señal visual y otra acústica que explican los pasos a seguir. La utilidad es muy práctica y es portátil. Tras utilizarse, los servicios sanitarios deben hacer una valoración para saber por qué se ha producido la parada.