Pese al trabajo del Ingesa, “necesita un centro especializado donde tratarle ya que su vida corre peligro”. Cuando a Mohamed Reda Ganami le salieron los dientes, su encía no paraba de sangrar. Sus padres al principio pensaron que era normal, pero su preocupación fue en aumento al percatarse de que resultaba muy complicado interrumpir las hemorragias que se hacía mientras jugaba o aquella más grave al caerse de la cama y romperse un diente.
Los doctores diagnosticaron la hemofilia –que impide la buena coagulación de la sangre– a este niño de ocho años cuando aún era muy pequeño, como relata su padre, Abdelatif Ganami. Desde entonces, intentan encontrar una solución que les llevó hasta el Hospital Universitario del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria, Ingesa. Este marroquí lleva un mes ingresado en el clínico civil y es muy popular entre sus compañeros de planta y el personal sanitario.
Sin escatimar en sonrisas y procurando saludar y dar las gracias a los visitantes en español, Mohamed lleva unos 40 días ingresado en el Hospital de Ceuta, donde la asistencia prestada a este tetuaní ha sido magnífica, valoró su familia y ‘Enfermos sin Fronteras’, ONG que apuesta por mejorar las condiciones de vida de aquellos que lo necesitan.
Afortunadamente, continúa la organización, presenta una hemofilia que se puede tratar. Por este motivo, esta entidad de cooperación en el ámbito internacional hace un llamamiento a los profesionales médicos que puedan asesorarla sobre centros especializados en la península. “En Ceuta recibe el fármaco Factor VIII de coagulación, el cual se suministra para todo Tetuán una vez al año pero no da ni para cuatro personas”, explica Uthman Bersabé, secretario de la entidad.
A pesar de la implicación del equipo que le atiende, su evacuación a otro hospital en la península ha sido denegada, lamentan desde ‘Enfermos Sin Fronteras’ y en cualquier momento le darán el alta de modo que solicitan “ayuda urgente”.
“Mohamed se encuentra muy grave”, sentencia el portavoz de la ONG junto a otra de sus integrantes. “Ahora sólo le pueden pinchar en el pie porque el resto de las venas de su cuerpo son tan finas –apenas circula sangre– que esa es la única zona en la que pueden administrarle el fármaco”, señala Bersabé. Este niño no puede ir al colegio ni jugar con sus amigos porque un golpe “puede ser fatal y causarle la muerte”, añade su padre.
Una de las opciones que barajó ‘Enfermos Sin Fronteras’ consistió en la instalación de un catéter para el suministro del medicamento en Consultas Externas en vez de en el Hospital. Sin embargo, al estar conectado a la arteria, “cualquier golpe podría provocarle la muerte al desangrarse”. La entidad hace seguimiento a su caso desde 2007, año en el que le entregaron unas muletas, que un tiempo después cambió por una silla de ruedas porque las extremidades se le han atrofiando.
Para contactar con la entidad, los interesados en ayudar a Mohamed pueden hacerlo en el número de teléfono 956 50 50 61 o a través del correo electrónico enfermossinfronterasceuta@gmail.com.