La Diócesis de Cádiz y Ceuta cuenta con dos sacerdotes en el Vaticano. El padre Antonio Montero para conocer cómo está viviendo la renuncia de Benedicto XVI Dos sacerdotes gaditanos, el estudiante de Teología Bíblica, Marco Antonio Huelga, y Antonio Montero, que termina este curso sus estudios de Periodismo y Comunicación Institucional de la Iglesia, seguirán desde Roma la elección del nuevo Papa para los fieles de Cádiz y Ceuta publicando, a partir del próximo 28 de febrero, las primeras impresiones recogidas en directo desde el Vaticano en la web del Obispado. ‘El Faro’ habla con el segundo de ellos para conocer sus impresiones tras la renuncia de Benedicto XVI.
–¿Cómo está viviendo la noticia personalmente?
–Como un momento histórico y de gracia para toda la Iglesia Católica. Una noticia sorprendente para alguien que comparte una doble vocación, como sacerdote y como periodista. Soy doblemente consciente del privilegio que disfruto, por vivir en Roma y por seguir de cerca la renuncia de un Papa y la elección de otro.
–¿Es algo que en círculos informales ya se comentaba?
–Aunque era una posibilidad que recoge el Derecho Canónico, y que el mismo Benedicto XVI recordó en una entrevista de 2010, nos ha cogido a todos por sorpresa. Siempre se han escuchado voces que daban como posible esta renuncia, pero no pensé que me pillara en Roma. En el mismo momento me vino a la mente la entrevista que el periodista Peter Seewald publicó en su libro ‘Luz del Mundo’ y donde el Papa respondió a la pregunta de si podría pensarse una situación en la que podría renunciar. La respuesta fue un rotundo sí: “si un Papa da cuenta de que él ya no está físicamente, psicológicamente y espiritualmente capaz de manejar los deberes de su cargo…”.
–En la calle hay todo tipo de impresiones. ¿Cuál es la opinión generalizada en Roma?
–En Roma se ha acogido con sorpresa y con aceptación, porque al Papa se le veía visiblemente cansado desde hace varios años. Es normal en un hombre de casi 86 años y con un ritmo de vida como el suyo. Aquí respetan la valiente decisión. Los romanos la han asimilado y comprendido bien, como también lo hicieron entonces cuando el ahora Beato Juan Pablo II decidió testimoniar su fe durante su proceso de enfermedad. Las dos decisiones fueron tomadas en plena facultades y haciendo un buen uso de su libertad ante Dios, en conciencia. Son complementarias, no contradictorias.
–¿Cómo definiría a Benedicto XVI?
–He tenido muchas ocasiones para ver a Benedicto XVI de cerca. Eso me lleva a definirle como una persona honesta y sincera, con lo que dice y con lo que hace. Muchas voces lo aclaman como un verdadero “Doctor de la Iglesia”, por sus numerosas y valiosas publicaciones que seguirán influyendo en la manera de cómo servir a Dios en la Iglesia. Los que lo han tratado más de cerca lo describen como una persona austera, humilde y sencilla, que transmite con sus palabras lo que cree y lo que piensa. Un teólogo que habla para que todo el mundo lo entienda.
–¿Ha cambiado algo en Roma en los últimos días?
–Roma es un hervidero de periodistas y turistas desde la misma mañana de la renuncia del Papa. Esta es una ciudad que se transforma con los grandes eventos y que tiene experiencia a la hora de acoger peregrinos y visitantes, sólo hay que recordar los millones de personas que vinieron a los funerales de Juan Pablo II. A la plaza de San Pedro se acercan con curiosidad y también un poco despistados por todo lo que está sucediendo; no llegan a comprender bien lo que significa un cónclave como el que vamos a vivir ahora. Los colegas periodistas, al no tener un precedente mediático al que referirse, dan una particular visión de los hechos que en muchas ocasiones se aleja bastante de la sencilla realidad.
–Va servir como corresponsal para los fieles de Cádiz y Ceuta. ¿Qué tiene pensado hacer junto con el padre Marco, su compañero?
–Creo que tenemos el deber, y casi la obligación por nuestra vocación, de informar a nuestros diocesanos de cómo se va a vivir este acontecimiento eclesial desde el corazón de la Iglesia Católica. Lo haremos de una forma muy sencilla pero fiel a la realidad, con una visión bastante personal de lo que vemos y sabiendo que nos dirigimos a un público muy concreto, católico practicante o no. Lo queremos hacer porque tenemos la suerte de estar en Roma y porque, gracias a las nuevas tecnologías, es más fácil llegar a todos los gaditanos y ceutíes a través de la web del Obispado.