Ella es Teresa Gallego, tiene 82 años y no para quieta. Va al gimnasio, anda por las mañanas, da clases de informática, se ocupa de las tareas del hogar, ha pintado cuadros al óleo en actividades y tiene el secreto para no perder la energía a pesar de la edad. Tiene 3 hijos y 4 nietos, es viuda desde hace 27 años y vive en Ceuta.
La personalidad de Teresa es enérgica, simpática, agradable y en su rostro se palpa humildad y amabilidad.
“Tengo actividades diarias de lunes a jueves, viernes, sábado y domingo descanso, voy a casa de algunos de mis hijos a comer o salgo con mis amigas que también vamos a merendar por las tardes. En cuanto a las actividades, voy a informática lunes y miércoles, gimnasia martes y jueves y ese es mi día a día”, explica Teresa a FaroTV.
Se levanta a las siete de la mañana, algunos días a las siete y media. Se asea, desayuna y sale a andar, a veces hasta Plaza de África y, otras, hasta el Sardinero.
En gimnasia, Teresa no coge pesas de 20 kilos, pero sí hace piernas, sentadillas, brazos “y otras cositas más”.
Además del gimnasio, participa en varias actividades. Durante esta entrevista nos mostró dos cuadros que había pintado al óleo en una de las actividades de Cruz Roja.
“No es muy grande, pero para mí fue importante porque nos lo grabaron y es una cosa sencilla y fácil, la verdad. Y después tengo esta pinturita que no la tengo colgada porque ya son muchos coloridos”, cuenta Teresa.
Esta octogenaria no guarda la mayoría de cuadros realizados porque algunos de ellos los ha regalado. También va a informática y humildemente cuenta Teresa que ella hace “lo básico” porque empezó de cero, “siendo mayor”. “Llevo tres años, o sea que la capacidad que tengo es la que empleo, porque no tengo un nivel alto”, añade.
Y, ¿cómo hace Teresa para llevar este ritmo de vida tan activo a sus 82 años? “Pues yo qué sé, porque Dios me ha dado esa energía”, dice esta ceutí, pero Dios da energía y somos nosotros quienes la transformamos en ganas.
“Yo no me quedo en la casa nunca. Salgo, mira, hoy he salido lloviendo y todo, o sea que estoy dispuesta pues a eso. Salgo, voy a misa los sábados y los domingos y algunos días entre semana también”, relata.
Teresa tiene el secreto para no quedarse en casa y no perder las ganas de vivir y salir a disfrutar a pesar de que los años corran a gran velocidad.
“El secreto es decir: me visto, me arreglo y me voy a la calle. No es otro. Y ya, pues vas caminando, te vas encontrando a personas. También quedo con mis amigas y la verdad es que bien, muy bien”, dice Teresa.
En este caso, vemos que la amistad también es un factor importante a valorar. Es ese empujón que todos necesitamos cuando se nos acaba la batería, cuando nadie más puede calmar nuestros miedos.
Verse bien a uno mismo también es muy importante en el proceso de no perder la alegría y la energía con el paso de los años. “Yo creo que sí, porque es que yo me visto y me pinto como si fuera a salir a la calle, aunque me quede en casa. Soy un poquillo coqueta”, dice Teresa riéndose, con una risa peculiar que podría contagiar a cualquiera.
Teresa vivió la muerte del amor de su vida hace 27 años, pero decidió agarrar la felicidad y la energía y convertirlas en su estilo de vida. Dice haber sido muy feliz, al igual que ha pasado por el momento de duelo, como ante la muerte de su marido y de su madre.
Teresa guarda recuerdos felices también, sobre todo con el nacimiento de sus hijos y sus nietos, con los que actualmente está encantada.
Y, tras 27 años viuda, Teresa decidió no buscar otro amor, pues al amor de su vida ya lo había conocido. Eso, a pesar de que tuvo oportunidades.
“Yo me quedé viuda pronto, mi hija tenía 15 años porque ella vino a los 11 años del más pequeño. Entonces, tuve que aportarle educación, cariño y a la vez me refugié en mi casa con esa actitud”, cuenta Teresa.
Su marido fue el amor de su vida y no sintió la necesidad de buscar ni recibir otro amor. “No me siento sola y además soy feliz”, dice tajantemente.
A sus 82 años ha valorado el amor y el cambio que se ha experimentado en la manera de vivirlo con el paso del tiempo, alegando que ha cambiado “muchísimo como de la noche al día, porque antes había un respeto y teníamos un horario para salir, otro para entrar. Hoy día ya no existe eso, la verdad. Y yo veo que la juventud tiene muchas oportunidades, más de las que hemos tenido nosotros, pero que no las saben emplear”.
Y, en cuanto a cómo alimentarse para mantenerse como Teresa a los 82 años, sin tapujos ha compartido que ella come “de todo”, aunque ahora se está restringiendo un poquito debido a que “las navidades han sido un poquito excesivas, la verdad”.
Ahora toca ponerse “a plan”, y en eso consiste la vida, en poder disfrutar al 100% unos momentos y saber parar y tomar conciencia del cuidado que necesita la salud.
Esta simpática ceutí ha querido enviar un mensaje a aquellas personas que con su misma edad han optado por una vida sedentaria y ausente de actividades y energía.
“Hay que salir del boquete y la calle te da mucha alegría y, aparte, te vas encontrando personas porque yo soy de Ceuta, mis padres eran de Ceuta, mis abuelos eran de Ceuta, mis bisabuelos también, entonces esta es mi casa, Ceuta”, concluye Teresa.
Esta octogenaria ve la ciudad como un tablero de juego en el que las oportunidades son infinitas. Su casa no es su límite, sus fronteras solo las establece ella y, hasta ahora, no existen.
Para Teresa no existe la posibilidad de quedarse en casa y no ejercitar su cuerpo y su mente. Tal vez, por ello, a sus 82 años tiene una agilidad envidiable y puede seguir disfrutando de la vida, con algunas restricciones de la edad, eso sí, pero con una energía y una alegría por vivir que la mantienen activa y con ganas de experimentar todo lo que esté a su alcance.