Algunos de Uds. quizás se pregunten o piensen en voz alta el significado del término entrecomillado que recoge el Código Civil.
Según el mismo, “el heredero no queda obligado a pagar las deudas y demás cargas de la herencia sino hasta dónde alcancen los bienes de ésta”.
Es decir, alude figuradamente al hecho de aceptar algo siempre que los perjuicios no sean mayores que los beneficios, o tomando únicamente los beneficios, y no los compromisos o las obligaciones que comporta.
Suele ser habitualmente una figura muy complicada que los Notarios “no desean verla ni en pintura” en las herencias registradas en sus despachos.
Metafórica y políticamente, podría pensarse en algo así como una especie de “herencia envenenada” que supondría el futuro incierto de una España inmersa en circunstancias inciertas en su devenir, algunas de ellas de auténtica ficción, que nadie puede adivinar el precio a pagar.
¿Alguien con cierto raciocinio, podría aventurar los resultados de la aplicación de una Ley de Amnistía, la cual que en su día calificamos de “llevar y poner” ajustada a intereses partidistas?
Supondría “Carta Blanca” al independentismo, y ya podríamos intuir sus consecuencias, pudiéndose afirmar que el seísmo político ha llegado, pero, que lo peor se encuentra aún por llegar: Sus réplicas.
¿Réplicas? Pues sí, estas situaciones son propician principalmente para exigir al supuesto País opresor, reparaciones económicas. ¿Se acuerdan de aquello de ¡España nos roba!
En septiembre 2023, escribía Artículo titulado: España rehén de incertidumbres, caos y ambiguo futuro. Ya comenzaba a vislumbrarse claramente las intenciones de condonar la deuda ascendente a Nov.2023 a 87.253 millones de euros, cuyo principal acreedor es el Estado.
Hoy se habla de “Financiación singular para Cataluña”. Dicho adjetivo, según la RAE, también significa: “solo, único en su especie”. ¿y las 16 restantes, más Ceuta y Melilla?
¿Y qué ocurre con los Conflictos entre política y derecho? ¿Vamos en dirección de la Autocracia de 7 votos?
Y aunque vaya descendiendo nuestra natalidad y nos queden dos o tres generaciones antes de convertirnos en más multirraciales, este su servidor, por cuestiones de edad, tendrá el consuelo de no ser testigo de comprobar en qué finaliza, coloquialmente hablando, esta actual merienda de negros.
¿Y así, hasta casi cuatro años más?
Se trata de una pregunta: ¿Se convertirá España supuesta y metafóricamente en esa especie de heredera alarmada a la vista de una herencia “envenenada” que debería asumir?
¡Que me borren !