¿Quién es el verdadero animal? Eso es lo que se preguntan los ciudadanos que se topan con calles en Ceuta repletas de excrementos de perro que no son recogidos por sus dueños. No es algo casual. Muy al contrario. Se ha convertido en una problemática seria y en un problema de salud pública. Las quejas de los vecinos de distintos barrios y del propio centro son constantes, al toparse con calles que parecen un ‘campo de minas’ porque los responsables de esas mascotas no han recogido los excrementos. O vías en las que el olor es insoportable debido a los orines. La ordenanza en materia de Medio Ambiente que está en vigor contempla multas mínimas de 750 euros por la no recogida de excrementos sólidos de animales, que pueden ser interpuestas a los propietarios o acompañantes. La máxima es de 1.500 euros. En esas sanciones también se incluye la no recogida de líquidos. De hecho es poco común encontrarse con dueños que limpien los orines de sus mascotas. Ceuta sigue siendo una de las ciudades en donde más zonas están afectadas por la presencia de heces, lo que genera críticas de residentes. La Consejería de Gobernación advirtió de que agentes del GOA de la Policía Local extremarían los controles para, a base de multas, reconducir estos comportamientos. La triste realidad es que el incivismo está a la orden del día y hay vías de tránsito imposible.