E nciendo la televisión, leo la prensa, escucho, veo y reflexiono. En tan sólo dos días rescatan en el Mediterráneo, cerca de las costas italianas, a unos 5.700 inmigrantes más.
Tan sólo han pasado días desde el triste naufragio en el que casi un millar de sus compatriotas perdieron la vida. ¿Europa? Europa sigue haciendo cuentas, ajustando números, buscando proveedores, obcecada en el dinero y en la economía. Si Grecia paga o no paga, si España sale o no sale, si Portugal reforma o no reforma. Un continente entero mirándose el ombligo mientras siguen llegando cadáveres a nuestras costas. Los europeos sin embargo seguimos asombrados ante los avances del ISIS, sus barbaries y lo que es peor, que jóvenes con los que hemos crecido compartan sus ideas hasta el punto de llegar a alistarse en sus filas.
¿Europa? Duerme tranquila, pensando que todo se resuelve con el pago de deudas, con nuevos acreedores, con nuevos inversores. Europa cierra los ojos, y los europeos nos sentimos impotentes. Europa sigue su rumbo, cual niña insolente e inmadura, sin escuchar las voces de los que suplican que se recuperen los valores, de aquellos que aún apuestan por la ideología y de tantos otros que no sacrificarían sus ideales por unos patéticos intereses electorales. Ideales vendidos al poder del dinero, y así, los europeos dejan de sorprenderse ante la corrupción galopante, porque mientras Europa duerme en el colchón de sus cuentas a los europeos nos han acostumbrado al ... y tú más, normalizando una sociedad donde hay familias que no llegan a final de mes, y otras que se han visto injustamente privilegiadas porque las primeras les confiaron su voto de esperanza.
Pero mientras Europa duerme, pierde su identidad, niega sus raíces, y empobrece su dignidad. Europa ensombrecida, incapaz de discernir lo que realmente está ocurriendo, ocultando su real problema con números. Entretanto, aún resuenan esas palabras del Grande y Santo Juan Pablo II en una de sus últimas visitas a la República Francesa y que deberían llegar hasta las más lejanas fronteras europeas: "Oh Francia (Europa), hija primogénita de la Iglesia, ¿qué has hecho con tu bautismo?" Sin embargo, Europa duerme tranquila, por el momento...