Con una pitada y bajo el grito de “queremos que la echen”, la plantilla del catering del CETI ha exigido, frente a la Delegación del Gobierno, una solución al conflicto laboral que mantienen con la empresa concesionaria del servicio de comidas, Dulcinea Nutrición.
Llevan meses con retrasos en el pago de las nóminas, hasta el punto de que a día de hoy sólo han cobrado la mitad del mes de julio y la paga extra, que tenía que haber sido ingresada en sus cuentas el 15 de junio, no la tuvieron hasta principios de mes.
Además, vuelven a insistir que no se está dando el servicio de comidas como debería ser, ya que no cuentan con los recursos para hacer un menú en condiciones. “Ayer no había agua para los niños, no podemos elaborar el menú de los niños porque no hay comida”.
Detallan que los ingresos para comprar el género para los menús se ingresa por partes y que con estos el encargado tiene que “hacer malabares” para poder darle de comer a los inmigrantes, pero “no en las condiciones que deberían de comer”, reconocen los empleados.
Llevan un mes sin comer carne, apuntan, además de que esta situación provoca revueltas en el centro “y somos nosotros los que tenemos que dar la cara”.
Por lo tanto, no entienden la postura que presuntamente defiende la administración del CETI, asegurando que la empresa está cumpliendo, cuando la plantilla del catering insiste en que no es así. Recuerdan que no son los únicos que están en esta situación y que en otros centros donde Dulcinea Nutrición mantiene una concesión, tienen los mismos problemas, como en el caso del de Jaén, donde ya ha iniciado una huelga.
No conciben que además de estar viviendo esta situación, la empresa los “amenace”, como han denunciado en esta concentración. “Dulcinea nos está amenazando con que estamos jugando con el puesto de 200 personas”, acusan los empleados, agregando que desde la empresa la frase que le repiten si continúan con esta actitud de protesta es que “nos atengamos a las consecuencias”.
“Todo lo que estas personas tienen cogido no pagan y no estamos dispuestos. Queremos que echen a la empresa y que metan a una empresa solvente”, defiende Bibiana Navarro, que ha actuado como portavoz de los trabajadores del catering.
La plantilla incide en que han sido pacientes y han esperado una solución por parte de la Delegación del Gobierno que no ha llegado. Por lo que anuncia, que de no rescindir el contrato con esta empresa, convocarán una huelga indefinida, como sus compañeros de Jaén.
No tienen contacto alguno con Dulcinea Nutrición y tampoco con la Delegación. Temen que les ocurra lo mismo que pasó con la anterior concesionaria, Global Food, que según recuerdan, les dejó a deber cerca de 3.000 euros por empleado, en concepto de salario y pagas extra. “Estamos viendo que nos va a pasar lo mismo”.
No es la primera vez que Dulcinea Nutrición ha sido señalada por no dar un buen servicio de comidas. Ya lo publicó este medio hace cuestión de unos días, cuando el televisivo cocinero Alberto Chicote sacó las vergüenzas de esta empresa en su programa ¿Te lo vas a comer? de La Sexta, hace sólo un par de meses, evidenciando el servicio que estaban ofreciendo a los militares en el Cuartel de Camposoto, en Cádiz. En aquella ocasión, los militares mostraron grabaciones que ellos mismos habían hecho en el comedor, donde se quejaban de la escasez de comida de calidad, el abuso de productos ultra procesados, la escasa aportación de nutrientes y una de las escenas más sonadas del programa: moho, cucarachas y gusanos en las bandejas de comida.
Una situación escandalosa que no parece obedecer a un caso aislado tras escuchar quejas similares por parte de los mismos empleados del catering del CETI. En el caso de Ceuta, no han llegado a los extremos de falta de higiene encontrados en el cuartel gaditano, pero sí sufren la falta de alimentos de calidad que ofrecer a los inmigrantes que residen en el centro.
Este fin de semana se han quedado sin agua para los niños que conviven con sus madres en el centro y reconocen que los residentes adultos llevan más de un mes sin poder comer carne, ya que eso implica un gasto superior y deben “estirar” todo lo que puedan el dinero que le va suministrando la concesionaria, puesto que las cantidades que perciben no son regulares.
“Van ingresando mil euros, dos mil euros, y con eso el encargado debe de hacer malabares para poderles dar de comer a los inmigrantes, pero no en las condiciones en las que deberían de comer”, critica una de las cocineras del servicio.
Y es que son ellos, los empleados, la cara visible de esta empresa en el CETI y quienes soportan las quejas, con motivo, de los residentes por la comida que les suministran. Son quejas que ya han expresado los usuarios con anterioridad, asegurando que la comida era insuficiente y poco variada. Una versión corroborada por los mismos trabajadores, quienes confirman el abuso de frituras y no de alimentos equilibrados.
“Los residentes no paran de quejarse de que sólo les ponemos frituras y pasta y lo que quieren es su menú, comer carne, de todo”, detalla la cocinera, quien reitera que hacen una verdadera labor de economía para poder dar el servicio cada día. “Si ingresan 2.000 euros, pues ya el encargado con ese dinero hace el apaño. Y si no puede poner pollo, pues no se pone pollo, pone arroz, pone una hamburguesa frita con patatas y así vamos”, explican desde el interior de la cocina desde donde se ha originado este conflicto laboral que parece no encontrar solución.
No es algo nuevo, inciden los trabajadores, sino que ya son muchos los meses que están detrás de esta empresa para que la situación mejore, no sólo el cumplimiento de sus sueldos, sino el requerir las materias primas adecuadas para dar el servicio óptimo por el cual se le concesionó el servicio de comidas en este centro.
Los empleados dudan mucho de que la situación mejore, por eso insisten que lo idóneo es que la Delegación del Gobierno, responsable de la organización del CETI, rescinda el contrato con Dulcinea Nutrición antes de llegar a convocar la huelga indefinida que dejaría sin este servicio al centro.
Además de los conflictos laborales a causa de los impagos que mantienen con la concesionaria del servicio de comidas del CETI, para los empleados una de las cosas que no están dispuestos a tolerar son las supuestas amenazas que está acometiendo Dulcinea Nutrición contra los trabajadores. La portavoz de la plantilla asegura que el poco contacto que han mantenido es para emitirles advertencias del tipo “estamos jugando con el puesto de 200 personas”, en referencia a la plantilla total de la empresa y que “nos atengamos a las consecuencias” de seguir adelante con las reivindicaciones. Aseguran que no les van a amedrentar y van a seguir con sus quejas hasta que rescindan el contrato con la empresa.
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