Más de 180 ciudadanos, “en su mayoría españoles” y algunos
marroquíes residentes en España, viajan este jueves por la tarde
desde Casablanca a Madrid en un vuelo especial de Iberia organizado por la Embajada española en Rabat.
El vuelo, que sale de Casablanca a partir de las 16.20 horas y tiene previsto llegar a Madrid sobre las 19.55 horas, fue anunciado este pasado lunes en las redes sociales de la Embajada, que ha asegurado que ha "hecho todo lo posible para tener en cuenta cada situación personal, especialmente las de mayor urgencia, para poder atender al máximo las peticiones, aunque las plazas son limitadas".
“Esta operación ha sido posible gracias a la coordinación del complejo dispositivo realizado por la Embajada española en Rabat con los Consulados Generales de España en
Marruecos y a la colaboración de las autoridades marroquíes”, ha reconocido en un tweet la propia Embajada. Este vuelo está destinado principalmente a ciudadanos españoles, pero también hay algunos marroquíes residentes en España, que se han desplazado a primera hora de esta mañana, provistos en su mayoría de mascarillas, hasta las sedes de los Consulados para coger varios autobuses que les han llevado hasta el aeropuerto de Casablanca, donde les han tomado la temperatura.
Sebastián Álvarez Álvarez es un joven malagueño de 29 años que viajó a Marruecos por trabajo pues es el segundo entrenador del ‘Chavas Rif Hoceima’, un club de fútbol profesional de la ciudad de Alhucemas en el norte de Marruecos. Ha pasado toda la noche viajando en autobús desde Nador hasta Casablanca, donde ya espera en el aeropuerto, aunque “en la calle”. Aunque se siente afortunado de poder volver a casa después de más de 50 días, ahora se pregunta cómo va a volver a Málaga cuando llegue a Madrid.
Sin embargo, Laila Bougalim Ben Hammou, una española de origen marroquí de 22 años que trabaja en Madrid como auxiliar de Enfermería, está mucho más tranquila. Laila viajó a Marruecos el 10 de marzo porque tenía que recoger la partida de nacimiento de su marido y un documento de que no tiene antecedentes penales “para la tramitación de unos papeles” aquí en España. Estaba tranquilamente en una tienda de ropa comprando algunas cosas para el bebé que está esperando cuando se enteró de que habían cerrado la frontera. Al igual que Sebastián, no pudo viajar en el vuelo del pasado 3 de abril, pero hoy sí, hoy se reencontrará con su marido y con su madre, a los que añora.
Está contenta porque pronto podrá celebrar el Ramadán con su familia. “El Ramadán es nuestro mes sagrado. Es una experiencia única que se vive una vez al año y hay que pasarla con tus seres más queridos y el tener que pasar el ayuno en estas circunstancias es una auténtica pena”, comenta Laila.
Mohsine Said Touil es otro de los afortunados. Este jueves a las 8.30 se subió al autobús que partía desde Tánger a Casablanca, donde iban “más de 20 personas”. Este ciudadano español de origen marroquí de 48 años trabaja en una fábrica de conservas como responsable de almacén y también trabajaba como guarda de seguridad. En Lérida le espera su mujer y sus dos hijos de 9 y 5 años. “Viajé a Tánger el 28 de enero para visitar a mi padre y llevarle al hospital que estaba mal”, cuenta. Tenía vuelta desde Tánger a Tarifa el 13 de marzo, pero cuando fue a embarcar le sorprendieron con la noticia del cierre de fronteras “sin previo aviso”.
Al día siguiente, fue al Consulado para explicarles que tenía que incorporarse a su puesto de trabajo el 20 de marzo, pero no había solución. “Cogí el coche y me fui corriendo para Ceuta, pero cuando llegué me encontré una cola de coches y caravanas y nada no podía pasar”, ha continuado.
Mohsine no paraba de pensar cómo podía regresar pues estaba muy preocupado por su mujer, que está de 38 semanas de embarazo, pero “es un embarazo de riesgo”. Además, fue uno de los que acudió este pasado lunes al Consulado en Tánger para expresar su “sufrimiento”.
Pero el lunes le llamaron de Iberia. Era uno de los “elegidos”. “Enseguida contesté que sí. Mis hijos cuando se lo dije comenzaron a saltar y mi mujer rompió a llorar. Aunque sé que me van a dejar en Madrid y tengo que buscar cómo llegar a casa, lo importante es que ya estaré en España”, comenta ilusionado.
Otro de los que viajará este jueves hasta Madrid es Constancio Barrios Sánchez, un vallisoletano de 42 años que está contento de poder volver a España, pero ha vivido una historia “fuera de lo normal”. “Vine por unos temas personales de mi empresa pensando poder cobrar algo. Mi abogado me atendió el martes 10 y en tres días más cerraron los tribunales y la frontera. Vine con lo justo. Llevo desde que llegué en hoteles. Cierran los hoteles y recorrí 200 km escondido en un camión hasta Casablanca. Conseguí un apartamento en Berrechid. Entregué una señal, volví a por el equipaje y el propietario del apartamento me dijo que me recogía en una hora y no volví a verle más. Me quedé sin la señal, sin dinero y sin saber hablar árabe ni francés. Te aseguro que esta es la vez que peor he estado en Marruecos después de 30 viajes que he hecho desde 2011”, ha relatado.
Por su parte, Saber, un español de 34 años que es conductor de un tráiler en Valencia, donde reside junto a su familia, también ese pregunta cómo irá desde Madrid hasta Valencia. Viajó en avión hasta Casablanca el pasado 10 de marzo con su madre, Latifa, de 64 años. Fue porque su abuelo se encuentra grave de salud. “Vine para una semana y llevo 50 días aquí”, comentó. Pero es otro de los afortunados que sí podrá viajar en el avión de hoy.
A pesar de que los cuatro podrán volver este jueves a su casa, les sabe mal por “todas las personas que se quedan atrás”. Son muchos los marroquíes residentes en España, que hoy no podrán subirse a ese avión. Piden más aviones, o barcos, para poder regresar. Mohsine cree que la “culpa” es de los políticos marroquíes “que no se han preocupado nada de los suyos, tanto por los que están atrapados en el interior como el exterior. Ellos viven en sus chalets y tienen sus sueldazos y están junto a sus familiares, pero a nosotros nos piden que tengamos paciencia. Con lo fácil que sería poner dos o tres barco y dejar que la gente regrese a sus casas”, cuenta, tras lo que concluye agradeciendo a El Faro de Ceuta “por hacer llegar nuestra voz y nuestro sufrimiento a la opinión pública”.