Deben andar muy desocupados en la Asamblea cuando se dedican a votar sobre consideraciones internacionales. Imagino que Caballas con su reiterada defensa del conflicto palestino, y la enorme cantidad de tiempo y recursos que gasta en ello, considera que Ceuta no va tan mal, y se dedica a embriagar el ego con brindis al sol.
Mucho se ha escrito sobre manifestaciones supuestamente pacíficas, organizadas por la sociedad civil de Gaza, reclamando el derecho al retorno. Lo cierto es que las manifestaciones fueron bautizadas como la “Gran marcha de retorno” y han sido impulsadas y organizadas por Hamas,una organización islamista considerada terrorista por la UE - y por tanto por España- , y hegemónica en Gaza desde 2007, con un largo historial sangriento en su haber.
El objetivo de la manifestación, lejos de ser pacífica, era violar la frontera de Israel como así lo refleja la propaganda de los propios organizadores, lo que por desgracia trajo la muerte de 17 personas, de los que al menos 11 han sido identificados como miembros de Hamas y la denominada “Yihad Islámica”, cuyas intenciones pacíficas una vez franqueada la frontera con Israel, son al menos dudosas.
Otra de las acusaciones que pesan sobre Israel es la inhumanidad de retener el cadáver de uno de los fallecidos. El problema subyace en que es retenido a la espera de ser intercambiado por cadáveres de soldados israelíes en manos de Hamas que rechaza entregarlos si no es a cambio de terroristas encarcelados en prisiones israelíes.
Respecto al número de heridos, que algunos medios cifran en miles, una cifra muy difícil de contrastar, hay que recordar que en España ya hemos vivido con Cataluña manipùlaciones de este tipo, muy difícil de arrancar del imaginario colectivo. La aceptación acrítica de las cifras suministradas por Hamas, no sólo es una mala praxis periodística, también implica una complicidad culpable con esta vasta operación de intoxicación informativa, donde no sería la primera vez que descubrimos cadáveres moviéndose y heridos maquillados que actúan bajo las cámaras.
Es verdad que entre la multitud no sólo había terroristas, también abundaban los niños, una vez más empleados como escudos humanos, una práctica habitual en los grupos islamistas de la región.
Son inexcusables las acciones de algunos soldados israelíes que han entrado como toros al trapo que les ha tendido Hamas, que ya ha manifestado varias veces que no desea la paz con Israel, sino acabar con su existencia. De cualquier forma, en Israel existe un Estado de Derecho y todo el que cometió excesos, será sometidos al peso de la ley. No es lo mismo un soldado que un asesino.
Tampoco hay que perder de vista el contraste de Gaza con otros territorios en manos de la Autoridad Palestina. Gaza, gobernado por Hamas desde que Israel lo desocupó, padece una situación catastrófica donde las estructuras productivas casi han desaparecido pese a haber recibido constantemente fondos de Irán y Qatar que se han invertido en misiles y túneles.