Dicen que al final del túnel se ve la luz. Al menos hay veces que esto es así y funciona.
Lo ha sido para los españoles que por fin han podido embarcar para abandonar la ciudad. Y lo han hecho después de muchísima tensión, de nervios, de lágrimas, de no saber qué iba a pasar con ellos. Está previsto que a lo largo del día pueda haber otros trayectos solo para no residentes, es decir, para sacar a las personas que están bloqueadas después de venir de Marruecos. En el puerto se habían vivido situaciones extremas hasta que por fin, tras conversaciones entre Delegación del Gobierno y Madrid se pudo dar salida a estas personas después de que en la noche del lunes se comunicara la resolución oficial de cerrar el puerto y, por tanto, cualquier tipo de comunicación entre la ciudad y la Península.
En el barco se han marchado familias, jóvenes, personas más mayores… todos procedentes de Marruecos que estaban ya desesperados por no saber qué podía pasar con sus vidas. Sanidad Exterior ha tenido que desplazarse al puerto para poner orden. Porque como suele suceder en este tipo de casos las normas se pierden ante el revuelo y la estación marítima no existía ningún tipo de control de prevención ante el
coronavirus. Personas sin mascarillas, pegadas unas a otras… se ha tenido que recordar la distancia de seguridad obligada y las normas de protección que deben cumplirse sí o sí.
Nadie ha podido entrar en Ceuta salvo las mercancías y agentes de la Guardia Civil desplazados a la ciudad que han desembarcado procedentes de la Península para integrarse en la plantilla de la ciudad y apoyar en sus labores. A lo largo del día se hará lo posible para que todos los españoles bloqueados puedan dejar Ceuta y pensar que todo esto fue solo una pesadilla.