Año 1961, Manuel Vega era un joven trabajador que contaba con veintiún años. En aquel entonces se encontraba haciendo el servicio militar obligatorio y, aun así, sacaba tiempo por las tardes para poder trabajar en la tienda Benoliel donde llevaba laborando desde antes de los catorce años arreglando escaparates. Ese mismo año su su vida se vio alterada por un regalo del destino, la lotería del niño.
El fabricante de Camisas Óscar ofrecía premios especiales a los dependientes, este consistía en unos tickets que siempre convertían en dinero. Lo importante fue para lo que se empleó ese dinero: “Con eso fue con lo que compramos los décimos de lotería, es más, los compré yo personalmente”, comentó Vega. Este premio lo recibieron los cuatro trabajadores de la tienda ya que, aunque Benoliel tuviese muchos locales en aquel entonces, donde tocó fue en la que trabajaba nuestro protagonista: el de confección.
Unos estudios realizados por la Universidad de Cataluña expresan cómo el setenta por ciento de los ganadores de la lotería acaban arruinados después de cinco años. Este no fue el caso de Vega, ya que tomó la decisión correcta invirtiendo en un negocio que llevaba viendo cómo funcionaba desde los trece años. “Cuando me tocó la lotería el único conocimiento comercial que tenía era el de la confección, por este motivo decidí emplear el dinero en pagar la tienda en Avenida de Regulares. La conocía bien porque me encargaba de hacerle los escaparates por la noche para ganarme un dinero extra. Llegué a un acuerdo con el dueño que se basaba en pagarle el traspaso por lo que el dinero ganado lo empleé en traer mercancías de la Península y costear el ya mencionado traspaso”, explicó Vega.
No basta con saber invertir, también es necesario un esfuerzo constante para conseguir rentabilidad. Ejemplo de este esfuerzo sería Manuel Vega, quien “viajaba todos los sábados y trabajaba cada día, incluidos los domingos”. A esto se suma que haya conseguido que su tienda mantenga una durabilidad temporal digna de admiración gracias a “estar muy pendiente de lo que se lleva de moda. Nosotros vamos a la Península a ver los muestrarios, compramos lo que creemos que le puede gustar a nuestra clientela”, esto siempre plantea un reto ya que “tiene que saber qué es lo que le gusta a los clientes que tienes en ese momento”. Gracias a todo esto, Vega lleva suministrando ropa a los ciudadanos de Ceuta 59 años.
Durante todo este tiempo en el que la tienda ha mantenido abierta sus puertas han cambiado muchas cosas. “La diferencia de los tiempos anteriores a los de ahora es muy notable. Antes había muchísimo comercio y todos eran locales, ahora hay muchas compañías de fuera que hacen que la competencia sea distinta”. A parte de esto, también está el tema del cierre de la frontera con Marruecos, lo que ha afectado debido a que “teníamos una clientela muy buena que procedía de allí” con la que ahora no se puede contar. “Llevamos cuatro meses con la frontera cerrada y de momento los meses pasan y esto parece no tener una solución ni rápida ni cercana”.
Vega es el comercio de confecciones más antiguo de la ciudad y su propietario ha llegado a tener ocho comercios y catorce empleados. “Actualmente solo tengo este comercio y los empleados que tengo son mis hijas y nietas. No me puedo quejar de cómo me han ido las cosas porque han ido bastante bien y razonables”, confiesa.
Toda la situación en la que se encuentra sumida la ciudad “ha afectado bastante económicamente. Yo sigo vendiendo porque tengo una clientela muy fiel en Ceuta”. Este tema se está traduciendo en bruscos cambios a nivel local, “los despidos masivos y el cierre de tiendas están trastocando todo lo comercial y, por consiguiente, lo económico”. Ceuta vive del comercio, “si este no va para arriba y no empieza a funcionar con unas buenas condiciones económicas Ceuta no tiene más remedio que notarlo en todos los aspectos, no solo en el comercio. Esto también se va notando en varios sectores como los de la construcción o el mercado”.
Manuel Vega es un hombre muy reconocido en la ciudad que cuenta con el cariño y respeto de numerosos paisanos, tal es así que “he estado en el ayuntamiento porque fui elegido a nivel local. Mi labor se basaba en encargarme del Parque de bomberos y de la beneficencia. Desarrollé esta labor durante cuatro años durante los que no abandoné la tienda”.
Este emprendedor es un ejemplo de superación, comenzó en el mundo de los comercios a muy temprana edad y desde ahí ha ido escalando hasta convertirse en uno de los comerciantes más importantes de la ciudad.
Verdaderamente un gran comerciante, de lo mejor de la ciudad, pero sobre todo gran persona, tanto el como su familia, desde aqui le envio un fuerte abrazo.
En Confecciones VEGA hay productos de muy buena calidad, baratos y sobretodo bonitos, y sus empleados de son de mucha amabilidad y muy profesionales, tambien decir que Manolo es un excelente persona y un gran profesional de la confección, ENHORABUENA y que sigan ustedes otros 59 años más. GRACIAS
Agradables, buenos comerciantes.. De lo mejor que hay en Ceuta, da gusto ir a comprar allí
Ha dicho algo capital, el esfuerzo diario es lo que lleva al éxito. No como ahora que hay empresarios que piensan que con solo invertir ya está todo hecho. La cultura del esfuerzo es lo que da resultados.
Y lo mejor de todo es que es muy buena gente, muy buena persona.
Un peazo de pan, tan grande como el nudo de la corbata.