La palabra Ozempic comenzó a ocupar titulares en la prensa española hace unos meses. No fue por un motivo positivo. El nombre del fármaco, pautado para diabéticos, se coló entre las líneas de los medios a raíz de su ausencia en las farmacias. La causa de la misma fueron las personas que lo compraron para adelgazar. El fenómeno se extiende por todo el país y Ceuta no es una excepción.
El medicamento también se quedó sin reservas en los establecimientos de la ciudad en el punto álgido de esta moda que aún sigue vigente. El episodio fue hace más de un año y su falta se suplió con Rybelsus, que comparte el mismo principio activo.
Laura Delgado, médico de familia, aún recuerda lo sucedido. Sabe de buena tinta que hay quienes utilizan Ozempic para quitarse unos kilos de más. Desde que esta tendencia comenzó ha conocido varios casos a través de su experiencia personal.
Distintos profesionales, desde facultativos hasta nutricionistas, insisten en que la única ‘fórmula mágica’ que existe para adelgazar es la buena alimentación y hacer deporte. Sin embargo, a pesar de las advertencias, muchos caen en dietas milagros o en estos métodos que surgen con el paso de los años.
La doctora considera que quien acude a fármacos para obtener un resultado en la báscula lo hace “porque es el camino rápido sin una alimentación muy estricta, específica o incluso sin una que sea saludable”.
“Esto es por el mero hecho de que el medicamento hace que comas menos y, por tanto, se adelgaza”, detalla. “Sé de primera mano que hay personas que lo han hecho sin tener una obesidad importante, ni si quiera de grado uno. Lo han adquirido y se lo han pinchado”, comenta.
“Eso es necesario valorarlo ‘con pinzas’. Quien no tiene esta clase de complicaciones lo lógico es que empiece la casa por el suelo, no por el tejado. Debe hacer ejercicio y una dieta, no directamente inyectarse una medicación subcutánea con todos sus efectos secundarios para tratar de conseguir un efecto más rápido”.
Recurrir a este producto ha conllevado precisamente a la ausencia de Ozempic en las farmacias en momentos puntuales. La situación incide directamente en sus usuarios primarios.
“Esta práctica está mal en el sentido de que se inició para personas con esta afección, no para perder peso. Si se da un desabastecimiento porque se está utilizando exclusivamente para adelgazar, se deja sin tratamiento a los diabéticos”, destaca. “Es preciso pensar un poco en la ética que encierra todo esto”, cuenta.
El medicamento no se adquiere de una forma fácil en los establecimientos. Delgado indica que para que este sea dispensado se requiere de la prescripción de un facultativo. “Tiene efectos como cualquier otro fármaco. No deja de serlo con todos sus efectos secundarios”, señala.
Si se consume con el propósito de eliminar unos kilos de más, al final, se corre el riesgo de sufrir consecuencias adversas. “La mayoría de los que lo han usado presentan los efectos más recurrentes son las náuseas, que puede llegar a vómitos, y la sensación de llenarse rápido tras comer poca cantidad”, relata. “Son esperables porque reducen la ingesta debido a ese malestar por lo que, al final, se disminuye”, asegura.
Ozempic sí tiene resultados, pero es preciso detenerse a leer la letra pequeña de esta afirmación. Los da siempre y cuando sea un apoyo y no un sustitutivo de una alimentación y un modo de vida adecuados.
“Si se acompaña de ambas, los da, como todos los artículos que contribuyen a la pérdida de peso. Es posible que al inicio se adelgace sin modificar la dieta, pero porque el fármaco reduce el apetito por las náuseas”, menciona.
Es cierto que, aunque no se coma de la forma más idónea, al ser ingeridas menos calorías, las cifras descienden en la báscula. Sin embargo, no todo dura para siempre. “El cuerpo tiene un tope. Si alguien que lo utiliza sigue alimentándose mal y sin hacer deporte, el efecto tiene un límite en su efectividad”, cuenta. “Si se suministran más de las que se gastan, ahí se paraliza la pérdida de peso”, puntualiza.
Si se escoge el camino contrario y la inyección solo juega un papel como complemento, todo prosigue en dirección a la meta final de eliminar los kilos que sobran. Sin embargo, a medio plazo, de nuevo se acotará el proceso. “El cuerpo es sabio y cuando se baja de peso, desencadena mecanismos para frenarlo. Es una defensa con la que contamos. Llega a un punto que vuelve a tener más apetito y se come más”.
“Puede ayudar si se utiliza bien siempre con la supervisión de un médico, con las dosis adecuadas, con un plan de alimentación saludable y con ejercicio”, traslada. “Eso sí, es un fármaco que no se va a emplear de por vida”, indica.
“No funciona a largo plazo porque, cuando este se deje, si no se ha aprovechado el tiempo en el que se ha usado para modificar los hábitos, se recupera más tarde a todo lo que se quería quitar”, subraya. Ello se debe principalmente a que se cae en los malos hábitos previos al comienzo del proceso.
Delgado estima que existen casos en los que sí se podría recurrir al medicamento. “Todo depende del paciente. Nunca hay blanco o negro en la medicina. Esta farmacología va bien cuando se trata de una obesidad importante, de diabéticos que no controlan su azúcar con fármacos estándares o tradicionales o aquellos que presentan complicaciones derivadas de su problema”, manifiesta.
“Los que poseen otras enfermedades secundarias se benefician más de Ozempic. Es decir, es necesario proteger a esas personas más rápido que a otras por todas las afecciones que acarrean. Conviene que adelgacen cuanto antes. Sí es una herramienta interesante en ellos, siempre y cuando se produzca junto a una alimentación saludable y ejercicio”, reflexiona.
Quitarse unos kilos es una cuestión de hábitos. “Los productos típicos de herbolario, de supermercado o de internet no tienen eficacia. Está visto y comprobado que lo más eficaz a largo plazo para perder peso y mantener la pérdida es la alimentación y el deporte, pero no solo para unos meses”, expone.
Laila camina con muletas como puede. Bajar o subir escaleras, ducharse o estar más de…
La bailaora y coreógrafa Sara Calero llega esta tarde al Teatro Auditorio del Revellín de…
La Audiencia Nacional ha ordenado el ingreso en prisión preventiva de otro detenido más, y…
Una de las festividades que caracteriza a la primavera son las Cruces de Mayo. Coloridas…
El cielo está nublado y sólo los gallos hacen notar su presencia a esta temprana…
T ras el reciente fallecimiento del Papa Francisco, varios medios de comunicación han comenzado a…
Ver comentarios
Si es con receta ,solo para diabéticos diagnosticado!! Sin receta no se venden y punto!!! Políticos ineptos totales!!!!
Aquí los únicos culpables son las farmacias, que lo venden sin receta médica. No hay más que hablar, ni buscar culpables en otro sitio.
Dra. Delgado:
Hay una expresión española que define muy bien esta situación:" hay que coger el toro por los cuernos" ( o algo así).
La AEMPS instan a que estos productos se vendan con prescripción médica; lo que no se entiende su compra sin este requisito, que en el caso de los antibióticos está totalmente regulado.
Esta mala praxis y ausencia de un código deontológico de las farmacéuticas, obedece exclusivamente a un tema de money, por lo que su gremio debe trasladar su malestar e interés científico en aras de esa educación para la salud desde el marco de la medicina preventiva con el fin de acabar con estos consumos que perjudican a los verdaderos usuarios.
Le vuelvo a recordar la contradicción y falta de un código deontológico cuando tratan ciertos medicamentos de libre acceso o restringido, y no me extrañaría que con el tiempo, los medicamentos ansiolíticos se vendan como chicles sin prescripción y ausencia de seguimiento médico, mientras que los antibióticos sigan el curso oficial porque no compensa económicamente.
En definitiva, es un tema que responde a la mala praxis de la industria farmacéutica y la ausencia del gobierno de turno de parar estas prácticas que afectan indirectamente a los verdaderos pacientes, y no a una clase de "pacientes" obsesionados en estar más esbeltos, y se olvidan de los factores hereditarios y ambientales, que Vd bien conoce.