Un grupo de 24 jóvenes, coordinados por tres miembros de la Orden jesuita, visitan la ciudad unos días antes de asistir a la Jornada Mundial de la Juventud.
Y al tercer día, salieron hacia Marruecos, que es lo más próximo de la resurrección que puede ofrecer una experiencia intercultural para un grupo de jóvenes en busca de un “contacto con la realidad”. ¿Pero qué es eso de la realidad? La respuesta, casi sin intención, la ofrece Esteban Velázquez, miembro de la Orden de la Compañía de Jesús y uno de los tres coordinadores de un grupo de 24 jóvenes procedentes de Italia, Portugal y varias poblaciones de la península: “Visitas a la asociación Digmun, ELIN, a la frontera del Tarajal y al CETI, entre otros”.
Han sido tres días de intenso contraste respecto de la comodidad de la “vida de la cultura occidental”, reflexiona Mateo Suffritti, 29 años, italiano y joven, aunque sobradamente preparado para el ejercicio espiritual. Este muchacho, pero ‘padre’, encarna el espíritu de entusiasmo de esta comitiva jesuita que, antes de la reunión con los 3.000 enlaces de la Compañía que acudirán al encuentro con el papa en Madrid, han incluido una ruta de ‘realidad’ previa.
Y como no sólo de pan vive el hombre, estos chavales han tenido frente a ellos qué ocurre exactamente en esa línea artificial que separa Europa de África. La realidad en la línea es difusa. Se trata del capítulo de las porteadoras, mujeres que probablemente requieran de algo más que de pan para soportar su labor diaria. “Son unas esclavas del sistema”, atina Joana Matos, 19 años y natural de Coimbra.
Pablo Bernal, un barcelonés de 20 años, se une al unísono de la alabanza por los voluntarios que a diario se desviven en las diferentes asociaciones sociales de Ceuta. Es lo que tiene ver la realidad in situ. Ninguno conocía antes Ceuta. Ahora se hacen una idea. Es como el misterio de la consagración: pan y vino se hacen cuerpo y sangre. La savia nueva jesuita que trata de expulsar los mercaderes del templo. La solución a la cábala la tiene Teresa Fernández, pamplonica de 19 años: “Es necesario poner en práctica la palabra y el mensaje de Cristo”. La frase suena a crítica, la oración más necesaria de nuestros tiempos.