La familia de Ismail El Baabouchi, de 23 años, recibía esta semana la peor de las noticias. El cuerpo del joven, que
el pasado 27 de noviembre intentó entrar a nado en Ceuta junto a su amigo Mohamed,
bordeando el espigón de
Benzú, fue encontrado sin vida y trasladado al depósito del hospital de
Tetuán. Las autoridades marroquíes localizaron a familiares para proceder a su identificación, trámite que ya se ha llevado a cabo para conseguir la autorización de su entierro. Termina de la peor de las maneras esa angustia por dar con un joven que buscaba en el cruce a Ceuta una oportunidad para salir adelante como también lo hizo Mohamed Nouchi. Ambos, amigos, fallecieron en el intento. Cuenta el hermano de Ismail a El Faro de Ceuta, que había estado trabajando en la construcción, hasta que quedó sin forma de ganarse la vida. Vio entonces en la inmigración la alternativa a la que se aferran muchos marroquíes, echando mano de una cámara de la rueda de un vehículo para que le sirviera de flotador. Los dos amigos murieron el mismo día, pero solo el cuerpo de Mohamed fue recuperado ese 27 de noviembre por la Salvamar Atria. Entre sus pertenencias guardaba sus documentos y los de Ismail. La familia había pedido ayuda por todos los canales posibles, a través de medios de comunicación, por redes sociales... No perdían la esperanza de que el joven hubiera podido alcanzar la orilla y estuviera sano y salvo, sin posibilidad de comunicarse. Munir, otro joven marroquí que se echó con ellos al mar, regresó a Marruecos y fue quien informó de la desaparición de sus dos amigos. Su historia termina de la peor de las maneras, con otra muerte más que sumar en la Frontera Sur. Desde el cierre de las fronteras han aumentado no solo los intentos de entrada de jóvenes marroquíes sino también sus muertes.