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Mi trayectoria personal

«En Mirandilla tuve mi sagrado recinto familiar donde mis queridos padres (q.e.p.d.) nos mecieron la cuna a los cuatro hermanos, siendo yo su hijo primogénito, primer fruto de su feliz matrimonio. Y en Mirandilla jugué mucho de pequeño con mis amigos de la infancia en mi calle Arenal número 24 y por todo el pueblo, sus calles, eras y regatos»

Nací en Mérida (Badajoz), en 1942. Y por eso admiro y quiero mucho a dicha ciudad; capital de la antigua Lusitania (actual Extremadura); también capital de la Hispania romana antes que fuera capital de Toledo; y capital de la Hispania visigoda. Por eso fue llamada la “Segunda Roma”. Fue fundada el año 25 (a.C.) por el emperador romano Octavio Augusto. Mérida fue también declarada, en 1993, Conjunto Arqueológico y Patrimonio de la UNESCO, más Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Comunica el norte con el sur de España por la “Ruta de la Plata”. Es ciudad histórica, artística y monumental, todo un portento de riqueza arquitectónica y tiene un grandioso Museo de arte romano.

Pero, a pesar de haber sido Mérida tan esplendorosa, de haber tenido tan grandiosa historia y de haber nacido yo en ella, muchísimo más admiro, me enorgullezco, me siento y me honro, teniéndome por ser de Mirandilla, a la que tengo por mi verdadero pueblo y amo con toda mi alma y mi corazón. En Mirandilla viví y me crie desde mi más tierna edad hasta los 16 años. En ella, nació y tiene clavadas mis raíces más profundas toda mi familia paterna. Y en ella me nació y me formé en el más puro espíritu extremeño. Lo mismo que, por parte de mi madre, toda su familia procede de Montánchez (Cáceres). Luego, a través de mis dos ramas familiares de origen, mi padre de la provincia de Badajoz y mi madre de la de Cáceres, uno mi doble condición de ser lo más genuinamente extremeño que se puede ser, sintiéndome extremeño por los cuatro costados y desde los pies hasta la cabeza.

En Mirandilla tuve mi sagrado recinto familiar donde mis queridos padres (q.e.p.d.) nos mecieron la cuna a los cuatro hermanos, siendo yo su hijo primogénito, primer fruto de su feliz matrimonio. Y en Mirandilla jugué mucho de pequeño con mis amigos de la infancia en mi calle Arenal número 24 y por todo el pueblo, sus calles, eras y regatos. De niños, pescábamos bichitos de luz y ranas en el charco Santiago. En Los Arenales, gateábamos por las encinas en busca de nidos y pájaros. Con mis amigos de la infancia fui a las Escuelas Públicas desde los 7 hasta los 14 años, aunque ni siquiera obtuve en ellas el Certificado de Estudios Primarios, porque entonces en el pueblo no se expedía.

Entonces predominaba en Extremadura una sociedad muy clasista; existían sólo dos clases sociales, la de los “pobres” y la de los “ricos”; y a mí me tocó pertenecer a la de los “pobres de solemnidad”, que entonces se decía; gente buena, modesta y sencilla, de la que yo llamo de a pie, como en general, es la de mi pueblo, que siempre me sentí muy orgulloso de sus valores y sus virtudes, porque en Mirandilla cuenta con muy buena gente, amable, honesta y muy trabajadora.

Por eso, cuanto mayor voy siendo, cada día me acuerdo con más nostalgia y cariño de cuando allí fui niño y, siempre que regreso a mi pueblo, nada más asomar por el Cerro de la Carretera, de verdad que hasta me emociono y siento que se me alegra mi alma, se me ensancha el corazón y hasta me vuelvo un poco niño cuando tanto me recreo en él recordándolo. Y es que, el pueblo, o la ciudad de cada uno, son el alma de sus gentes. Mirandilla y en mi familia, son las dos cosas en las que más he pensado en mi vida.

Lamentablemente, desde que tuve uso de razón, me di cuenta de las escasas aspiraciones que podía tener en mi pueblo, donde los jóvenes apenas teníamos porvenir; no había industria, ni comercio, ni servicios, ni trabajos prometedores. A esa edad, sólo podíamos allí aspirar a ser lo que antes fueron nuestros padres, nuestros abuelos y demás antepasados; de manera que, si a alguno le nacían otras ilusiones de porvenir, o se proponía conquistar fuera un horizonte de vida social más amplio, pues el único remedio y la única salida que le quedaba era la de emigrar fuera. Por mi parte, nunca tuve apetencias de tener, ni afán de ser, ni de figurar. Como persona de orígenes modestos que soy, únicamente

Por eso, cuando todavía era casi niño, con 16 años, me marché voluntario al Ejército a Ceuta; ciudad que me cautivó nada más verla desde el barco cuando fui llegando a ella, con su preciosa silueta urbana, recostada sobre la falda del Monte Hacho, la Almina, el Paseo de las Palmeras, la Marina junto al mar, con sus históricas y monumentales Murallas Reales. Qué preciosa y linda es Ceuta, con su gran puerto marítimo, con sus dos bahías, con sus vistas placenteras y con su buena gente de las cuatro culturas que allí pacíficamente conviven y mutuamente se respetan en paz y armonía: la española, la musulmana, la hebrea y la hindú. Y, si son sus “caballas” (los nacidos en Ceuta), gustan mucho de presumir de ser los españoles más patriotas.

Fue en 1958, cuando ingresé en Ceuta en el entonces Grupo de Transmisiones nº 1, en su histórico cuartel de Las Heras, que antes había sido presidio de políticos opositores desterrados. Durante casi seis años tuve el honor de servir dentro de las cuatro paredes de aquel cuartel, ya derruido, que albergaba la vieja Central Telefónica, desde la que se mantenían todas las comunicaciones con la Península y con el antiguo Protectorado de España en Marruecos. Aquella Central, en principio, hasta fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC), pero luego terminó en el más indecoroso abandono.

Mi formación cultural, antes de irme a Ceuta, era entonces muy exigua; adquirí en las Escuelas Públicas de mi pueblo, las llamadas cuatro reglas elementales: sumar, restar, multiplicar, dividir y poco más. Otros cinco jóvenes de Ceuta ingresaron conmigo voluntarios, casi todos habiendo estudiado el Bachiller, teniendo un nivel académico y cultural bastante más elevado que el mío. Y, desde el primer día que ingresamos juntos los seis, me prometí a mí mismo que tenía que superar aquella precaria situación cultural mía, para quitarme el estigma de mi inferior cultura y ponerme a su mismo nivel.

Me inscribía voluntario en todos cuantos cursos podía realizar, de modo que el primer año obtuve las especialidades de Radiotelegrafista. Teletipista, Celador de líneas permanentes y Jefe de Centro de Transmisiones. Me destinaron a la Emisora radiotelegráfica central de Ceuta, estando rebajado de todos los demás servicios. Eso, hizo ya aumentar mí propia autoestima, al ver que comenzaba a recoger los frutos de mi entrega y esfuerzos realizados. Empecé a ver en mi formación integral la clave del futuro que buscaba, porque, sin ella, sabía que no prosperaría en ninguna parte.

Aunque en la “mili”, en general, se estaba suficientemente alimentado, en mi caso concreto, no era igual, porque era casi un niño con 16 años que me encontraba en pleno desarrollo físico y madurez mental, estaba creciendo mucho y me empleaba muy a fondo tanto en el trabajo como en el estudio. De soldado raso cobraba una de las antiguas pesetas diarias, que no me alcanzaba ni para comprar crema ni betún para limpiarme el correaje y los zapatos Los compañeros de Ceuta tenían el apoyo de tener allí a sus padres, pero yo había dejado a los míos en Extremadura y quise hacer sólo mía la responsabilidad asumida. Debido a mi intenso desarrollo sin tener una alimentación complementaria, enfermé, de una severa “infiltración hiliar” (pulmonía bilateral), producida por inanición (insuficiente alimentación). Me ingresaron en el Hospital Militar de Ceuta durante más de un mes, hasta que me recuperé.

Como había ido a Ceuta buscando un porvenir más halagüeño, me presenté para cabo y cabo primero, en cuyos cursos obtuve en ambos empleos el número uno de mis promociones. Con las primeras 300 pesetas mensuales que comencé a ganar, y que debí haberlas destinado a sobrealimentarme, nada más cogerlas, salí corriendo y me las gasté todas de una vez en matricularme en el Instituto de Ingreso y Primero de Bachiller.

En 1963, aprobé la primera oposición de las cinco que hice y que superé, todas al primer intento, siendo destinado a El Pardo (Madrid), como Radiotelegrafista de una Emisora de Radio. El 1967, aprobé la segunda oposición para Operador de Radio del entonces Especial de Vigilancia Fiscal (después SVA), del Ministerio de Hacienda. Me licencié del Ejército y pedí ir destinado a la Delegación de Hacienda de Ceuta. Después comencé a estudiar por libre la carrera de Graduado Social, por libre en la Universidad de Granada. Continué estudiando Derecho por la UNED, que también finalicé, en 1982. Todos los estudios tuve que costeármelos, alternando estudios y trabajo, habiéndolos finalizado sin ningún suspenso.

Luego, fui aprobando las oposiciones siguientes en el SVA: En 1975, Inspector. En 1982, Inspector Jefe. En 1990, Cuerpo Superior de Investigación. Y, sucesivamente, desempeñé los siguientes puestos de dirección y especial responsabilidad: En 1985 me nombraron Jefe de la Brigada Regional de Investigación en Andalucía Oriental (Málaga). En 1986 fui designado Jefe Regional de Galicia, con sede en La Coruña. En 1988, Jefe Regional de Andalucía Oriental. En 1990, aprobé la oposición para el Cuerpo Superior de Investigación. Y en 1999 el Ministerio de Hacienda, me nombró Presidente de los Tribunales Económico-Administrativos de Ceuta y Melilla, en cuyos puestos permanecí 12 y 10 años, respectivamente, y en desempeño simultáneo. En ambos puestos alcancé de los niveles más altos en la Administración. En 2011, con casi 70 años, sufrí un ictus y un Tribunal Médico me jubiló, por Incapacidad Absoluta.

Al jubilarme, recibí dos homenajes. Uno, en Málaga, al que asistieron la Presidenta del Tribunal Económico-Administrativo Central de Madrid y compañeros de los distintos Tribunales y Jefaturas. Otro, se me tributó en Madrid, en la sede central del Ministerio de Economía y Hacienda, con la asistencia del Subsecretario del Ministerio de Hacienda, Directores y Subdirectores Generales, jefes y compañeros de otras regiones.

En Mirandilla, mi pueblo, el año 1995, el Ayuntamiento me nombró Primer Pregonero de sus Fiestas Patronales, que pronuncié desde la Plaza de la Constitución. La misma Corporación, en 2005, me designó “Mirandillés del Año”. En 2008, igualmente, dicho Ayuntamiento me concedió la segunda Medalla de Mirandilla, que me fue impuesta por el Alcalde, don José María Carrasco Ledo, el 20-07-2008, en el Hogar del Pensionista, donde asistió la Corporación Municipal en pleno y nutrido público. La Iglesia de mi pueblo, Mirandilla, me designó Primer Pregonero de la Semana Santa en el X Aniversario del Cristo de la Salud, cuyo pregón pronuncié desde el Altar Mayor de la iglesia. También en Ceuta pronuncié el Pregón de Semana Santa en la sede de la Tertulia Flamenca, y una conferencia en el Instituto de Puertas del Campo. Y en Málaga, impartí otra conferencia sobre el Centro Extremeño, sobre Extremadura y los extremeños.

Sobre Mirandilla, escribí y publiqué un libro titulado Historia Antigua de Mirandilla, que antes se desconocía su fundación hasta que fue investiga por mí. En 2005 me fue publicado por la Diputación Provincial de Badajoz otro libro: “Mirandilla, sus tierras y sus gentes”, que doné al pueblo, a través del Ayuntamiento, distribuyéndose un ejemplar para cada familia del pueblo y a los emigrantes, en edición de 1.500 ejemplares. En Mirandilla, he impartido hasta cinco conferencias, sobre su historia, a la Asociación de Mujeres. Más otra conferencia dada en el Hogar del Pensionista. Y otra más en el Centro de Extremadura en Málaga. Y en Ceuta, di tres conferencias en el Centro Cultural de los Ejércitos (Casino Militar), más otra más en el Salón Noble del Ayuntamiento, destinada a Jefes de Dependencia de Aduanas en Andalucía Actos de su Ayuntamiento. También, he presentado y prologado libros a autores de Ceuta.

En mi apasionante labor de investigación sobre mi pueblo, he descubierto las Mirandilla del mundo, habiendo localizado hasta 38 nombres de ciudades, pueblos y otros lugares llamados Mirandilla en Méjico y resto de América. Asimismo, investigué los nombres de los naturales de Mirandilla que, en sucesivas oleadas, fueron emigrando y viviendo en América. En 2006, el Ayuntamiento de Ceuta me concedió el áccesit de Literatura, dentro del Premio la Cultura y las Artes. En 2009, pronuncié el Pregón de la Semana Santa de la Tertulia Flamenca de Ceuta. He escrito y publicado en los periódicos extremeños y de Madrid numerosos artículos sobre Mirandilla, Extremadura y sus gentes. En El Faro de Ceuta llevo publicados unos 1200 artículos, los lunes. En 1973 fui el ganador del Premio Nacional de Literatura, convocado por el Ayuntamiento de Guipúzcoa, dotado en aquella fecha con 8.000 pesetas. En la Revista trimestral Aduanas Informa, gané hasta 22 premios en metálico por otros tantos trabajos desarrollando temas profesionales relacionados con Hacienda Pública e investigación fiscal.

He impartido clases de las asignaturas de Derecho Financiero y Tributario y Hacienda Pública durante ochos años, como profesor para el SVA, en la Escuela de Hacienda Pública de Madrid. Y también durante otros seis años, impartí clases sobre las mismas asignaturas anteriores, más la de Derecho Contable, en el Centro de Ceuta de la UNED, en el que ejercí la docencia como Profesor-Tutor, plaza que gané en un concurso específico convocado por Madrid entre 19 aspirantes que participamos en la misma convocatoria. Y he publicado sobre unos 1.200 artículos en el periódico Faro de Ceuta, en el que llevo 25 años escribiendo y publicando todos los lunes, más en otros diarios de Madrid.

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