El Grupo Tragsa va a invertir en Ceuta algo más de 50.000 euros en una técnica de hidrosiembra especial con la que se consigue una mayor persistencia y mejor implantación de las especies vegetales denominada hidromanta para ejecutar la restauración del parque periurbano de Santa Catalina.
El método consiste en añadir a los tratamientos convencionales un ‘mulch’ de diferentes procedencias: una mezcla de fibra de madera de diferentes tamaños tanto en grosos como en longitud además de otros posibles materiales como celulosa, algodón y cáscara de arroz, por ejemplo.
En función de las características del ‘mulch’, que para Ceuta se pide crecimiento medio, una vez aplicado sobre el terreno crea una cobertura protectora porosa e insoluble en agua. Esta absorbe el impacto erosionante de las gotas de lluvia, retiene muchas veces más su peso en agua. Otra de sus virtudes es que reduce la evaporación, generando un microambiente que mejora el crecimiento de las plantas.
La proyección de este material da lugar a la llamada hidromanta, un entramado de fibras que constituye una capa que ofrece una protección muy uniforme de la superficie del terreno y de las semillas, garantizando así un porcentaje de germinación más elevado y una menor erosión superficial.
Para llevar a cabo la actuación se van a utilizar casi 10 toneladas de ese tipo de compuesto, así como abono de liberación lenta, orgánico, ácidos fúlvicos y una mezcla de semillas con gramíneas, vallico, trébol, grama de arena o rábano de mar.
En su conjunto, la aplicación de la técnica de hidromanta incide en la protección del sustrato del suelo durante el periodo de crecimiento de la vegetación, ofreciendo una excelente cobertura temporal de la superficie tratada frente a los efectos erosivos del viento y la lluvia, según los especialistas.
Tragsa también prevé traer desde Málaga en barco más de 12.000 toneladas de tierra vegetal “de buena calidad” con una textura “franco arenosa” (es decir, con un 60% o 70% de arena) que tenga un porcentaje de materia orgánica de al menos el 3%, un pH neutro y una granulometría “de menos de 5 milímetros” para ejecutar el trabajo que le ha encomendado la Ciudad en Santa Catalina por algo más de 4 millones de euros.
Tragsa prevé añadir tierra con enmiendas orgánicas para mejorar la fertilidad del sustrato. A día de hoy “los suelos se encuentran degradados y con un bajo porcentaje de materia orgánica” y “los datos de profundidad son bajos e irregulares”, supuestamente también por la acción de “fenómenos de erosión y escorrentías”.
El objetivo será “incrementar la fertilidad del sustrato y mejorar sus propiedades físicas (estructura, capacidad de retención de agua, aireación…) con fertilizaciones químicas que generalmente contienen nitrógeno, fósforo y potasio en distintas proporciones, más otros constituyentes, como el magnesio.
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