A Bilal, Youssef y a dos jóvenes que se llamaban Mohamed los mataron. Así, tal cual. Porque con ellos se actuó de forma descuidada en la protección de la vida y se generaron riesgos a sabiendas de que se estaba provocando un resultado fatal. A estos 4 jóvenes les obligaron a arrojarse al mar en pleno temporal, frente al Sarchal, en una mañana de frío, sin protecciones y después de ser engañados. Aquel 24 de enero se escribió un crimen y como tal siempre debió ser entendido.
Yo no me puedo quitar de la cabeza el día en el que uno de los familiares me envió el vídeo en el que todos los ocupantes de la embarcación festejaban que pronto llegarían a Ceuta. Me lo enviaba con el ánimo de que, al publicarlo, se diera con el paradero de su familiar.
Nunca apareció. Y quienes provocaron su muerte se escondieron como cobardes. Porque los criminales son eso: cobardes.
Pasaron los días y no hubo arrepentimiento. Se publicaron noticias con los testimonios de las familias angustiadas que imploraban que buscaran a sus hijos pero no hubo arrepentimiento. Nadie fue a entregarse al cuartel de la Guardia Civil movido por un mínimo de conciencia. Los criminales y cobardes actúan así, se esconden y confían en que el paso del tiempo hará que se olviden de ellos.
Pasaron los días y empezaron a aparecer los cuerpos sin vida. Porque el mar tiene eso, que no se queda con nada y menos con lo que no es suyo. Desgraciadamente quienes hicimos un seguimiento del caso siempre sospechamos que esto iba a pasar, que cada hallazgo de la Guardia Civil iba a suponer la constatación de que aquella crónica que empezó a escribirse un 24 de enero iba a terminar como siempre se temió, marcada por la tragedia.
No puedo olvidar los entierros, esa madre llorando ante la tumba del que era su único hijo, esa madre rota de dolor que tuvo que ver cómo se le daba sepultura a lo único que tenía en esta vida.
Han sido tantas lágrimas, ha sido tanto dolor, ha sido tanta tragedia... que pasar página en torno a uno de los dramas migratorios más duros de los ocurridos en Ceuta no solo es imposible sino que sería imperdonable.
Ayer la Guardia Civil detuvo a dos personas por su presunta relación con este caso. Habrá que esperar lo que determine la Justicia. Yo, desde ese 24 de enero solo pienso en el dolor de esas madres y en la cobardía de quienes mataron a sus hijos.
