Los ceutíes pudieron disfrutar en la noche de este viernes en el Teatro Auditorio del Revellín de una de las óperas más conocidas de Giacomo Puccini, ‘Madama Butterfly’. La compañía Camerata Lírica fue la encargada de darle vida a esta tragedia japonesa que deleitó a los asistentes durante las casi dos horas que duró la representación. La voz de la soprano Gema Scabal y la increíble puesta en escena, respetando la idea original, hicieron que el público se sumergiese de lleno en la cultura y tradición japonesa y se conmoviera con el drama que envuelve a la protagonista. Una historia donde los contrastes entre culturas se veían mezclados con el amor y la traición.
Si algo tiene la ópera es que te deja embelesado. Te cautiva desde que suenan los primeros acordes de las instrumentos y te hechiza cuando los cantantes entonan las primeras estrofas. Las historias que cantan, la puesta en escena y las voces, sobre todo, las voces, hacen que viajes desde tu asiento al lugar y al momento exacto en el que se está desarrollando. La Camerata Lírica consiguió esta noche que los ceutíes viajaran al Nagasaki de Giacomo Puccini gracias a la ópera ‘Madama Butterfly’.
Con el aforo completo, siguiendo las limitaciones aconsejadas por las autoridades sanitarias debido a la crisis del coronavirus, el telón del ‘Revellín’ se alzaba para dar paso a una escenografía que cuidaba cada detalle. Ocupando la parte trasera del escenario, una casa tradicional japonesa rodeada de un jardín, en el cuál se desarrollaría la mayor parte de la trama. Esta puesta en escena ayudaba a que el espectador se sintiese aún más cerca de Japón y, por lo tanto, de la historia.
Pero no era lo único a destacar. El vestuario, cuidadosamente elegido, reflejaba la vestimenta japonesa de la época. Los coloridos kimonos y los parasoles del coro, sobresalían por encima de la sobriedad de la escenografía y de la vestimenta occidental de los americanos. Además de destacar, el vestuario contribuyó a marcar aún más la diferencia existente entre ambas culturas, una parte fundamental de esta tragedia japonesa.
Sin embargo, lo más destacable de esta representación se encuentra en las voces, tanto en las masculinas como en las femeninas. Con el acompañamiento musical de la Orquesta Filarmónica de Castilla La Mancha, las voces resonaban en cada una de las paredes del teatro haciendo que los asistentes se introdujesen aún más en la trama. Gema Scabal, quien interpretó el papel de la joven geishan Cio-Cio San, deleitó a todos los ceutíes con su increíble voz y con su fuerza. Desde el momento en el que pisó las tablas, esta soprano ya mostraba con su presencia que podía llenar el escenario. Además, supo reflejar la inocencia de Cio-Cio San -esta geisha tiene 15 años cuando la casan con Pinkerton- y la ingenuidad del amor a esa edad.
Toda esta ópera gira en torno al personaje de la geisha, por lo que siempre toma protagonismo, estando o no en escena. Tanto es así, que hasta la propia iluminación juega con las luces para anunciar cuándo va a aparecer Cio-Cio San.
Camerata Lírica supo unir todo lo esencial –escenografía, vestuario, orquesta, voces- para ofrecerle al público ceutí una de las más fieles representaciones de esta tragedia japonesa. Los asistentes sufrieron junto a la joven geisha su desastrosa historia de amor y, por supuesto, su trágico final al más puro estilo japonés: clavándose la misma daga con la que su padre se hizo el harakiri.