Las administraciones no pueden permitirse el lujo de dormirse a la hora de poner a punto las playas de la ciudad. En las últimas semanas se han llevado a cabo actuaciones en el Chorrillo, primero, y en la Ribera, después. Un cribado de la arena que pretende evitar lo sucedido el pasado verano, cuando las máquinas hicieron convivencia con bañistas y el estado de la arena fue muy criticado por los usuarios.
Las administraciones no pueden fallar en un trabajo que tiene que saber combinar la rapidez con la efectividad, evitando problemas sufridos por los propios residentes que además suponen una bofetada sin manos al turismo que pueda llegar a Ceuta y quiera marcharse con una buena imagen de lo que hay.
El buen tiempo hizo que muchos ceutíes fueran a la playa topándose con las máquinas. No puede haber quejas porque, aunque el tiempo acompañe, no se está en temporada oficial y lo menos que se puede hacer es provocar problemas a un trabajo que se ha comprometido y que dispone de plazos de ejecución.
La actuación encomendada a Tragsa es de envergadura, acorde con la relevancia de unas labores que son determinantes ya que están asociadas a la imagen de una Ceuta entregada al mar, que debe ser cuidada y tiene que atender todas las posibilidades que este le pueda ofrecer a su futuro inmediato.