Los niños y adolescentes con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) son un grupo potencialmente vulnerable a los efectos del confinamiento y la crisis de salud.
La búsqueda de una buena adecuación de las respuestas del entorno familiar y escolar es una prioridad en el desarrollo de estrategias terapéuticas para el TDAH. En el contexto de la pandemia, el cese abrupto de la escolarización, el aumento del tiempo familiar impuesto por las medidas de confinamiento y la naturaleza potencial de generar ansiedad de esta crisis de salud y económica, son factores que pueden influir en la sintomatología de este colectivo. En este tiempo de pandemia, se han realizado encuestas epidemiológicas a padres de niños con TDAH.
El análisis de estas encuestas muestra que el bienestar de los niños durante la pandemia está relacionado, en ambos sentidos, con una disminución de la ansiedad por parte de los padres. Este resultado está muy relacionado con una reducción en las restricciones escolares. Para algunos niños, incluso hay una mejora en los síntomas de TDAH que los padres relacionan con una organización más flexible de su vida diaria y facilidades de adaptación facilitadas por el contexto: reducción de distractores, mejor disponibilidad de los padres. Otro estudio en China también ha demostrado una mejora en la concentración de niños durante las tareas al mismo tiempo que un empeoramiento de su comportamiento durante la pandemia. Puesto que la existencia de síntomas de TDAH en los hijos está bien identificada por los padres, la situación de confinamiento también parece facilitar la conciencia de los padres sobre las dificultades que sus hijos experimentan a diario. Sin embargo, y aunque la hiperactividad motora parece ser compensada en familias con condiciones de confinamiento favorables, generalmente se describe una falta de atención y desánimo frente a las actividades escolares.
El principal desafío de la vida cotidiana no es el manejo de la ansiedad relacionada con COVID-19 ni las limitaciones relacionadas con el confinamiento, sino la supervisión de la escolarización cuando el niño manifiesta su sufrimiento a través de actitudes de evitación y oposición. Algunos padres dan testimonio del hecho de que las mejoras escolares que existían antes de la pandemia ya no se ofrecen en el contexto de una crisis de salud. Por lo tanto, la escolarización ocupa un lugar preponderante en el discurso de los padres sobre el bienestar del niño y la familia en general. En este estado aparente de mayor bienestar (menos restricciones, mejor flexibilidad) el factor que interrumpe la relación padre-hijo (volumen de tareas escolares, actitudes de evitación) junto con los videojuegos, son la fuente inagotable de conflictos en la vida familiar cotidiana.
La encuestas también destacan un grupo de niños cuya situación se deteriora durante el confinamiento, con síntomas de descontrol emocional y conductual, así como trastornos del sueño. La relación entre el trastorno del sueño y las emociones con un mayor riesgo de sufrir un trastorno de estrés postraumático ya se ha demostrado en adultos en el contexto de la pandemia de COVID-19.
Para guiar al profesional en el apoyo a las familias de niños con TDAH en el contexto de la crisis de salud, un grupo de expertos europeos ha publicado una serie de pautas para la práctica diaria. Recomiendan continuar los tratamientos farmacológicos y no farmacológicos del TDAH durante el aislamiento para, además, limitar los comportamientos que pueden aumentar la propagación viral. También indican que el inicio y la modificación del tratamiento deben realizarse principalmente por telemedicina. Del mismo modo se han creado muchos recursos para los padres, incluidas tarjetas de asesoramiento familiar y un libro electrónico que sintetiza el conocimiento y las nuevas perspectivas en la atención de psiquiatría infantil y adolescente en el contexto del confinamiento.
En este sentido, cabe destacar que el efecto generalmente positivo de la atención a distancia (telemedicina) respalda la necesidad de una mayor difusión de esta práctica de salud mental. Además de la mayor y más simple accesibilidad para las familias y las actividades de los niños, las teleconsultas no parecen ser menos efectivas que las consultas clásicas para controlar a este tipo de pacientes. Así, la popularización de la teleconsulta durante esta situación, así como la aparente buena aceptación por parte de los pacientes, es probable que modifique el concepto de prácticas de atención en el seguimiento de los pacientes y sus familias. Sin embargo, se necesitarán estudios adicionales para evaluar la atención a distancia de niños con TDAH. Además, se deben tomar precauciones para garantizar la confidencialidad de las consultas remotas.
Los estudios realizados a través de encuestas tienen limitaciones que es importante tener en cuenta. Los datos sobre la condición del niño son descritos por los padres; así, la subjetividad de los padres podría influir en los resultados. Los padres fueron reclutados de forma voluntaria gracias a la difusión de los cuestionarios a través de las redes sociales y las asociaciones de padres, por lo que no se pueden generalizar los resultados al resto de las familias afectadas por el TDAH.
En resumen
Los resultados sugieren que los síntomas de niños y adolescentes con TDAH no empeoran sistemáticamente durante la pandemia. Esto va en contra de los temores iniciales de especialistas y familias afectadas por el TDAH. Para estos niños, cuyo funcionamiento social es una fuente de conflicto y estrés, la reanudación de la escolarización debe prepararse y apoyarse cuidadosamente. Además, la aparente buena tolerancia a corto plazo de este confinamiento no asegura su tolerancia a más largo plazo. Por ejemplo, un estudio de la pandemia de gripe A por el virus H1N1 reveló que los niños que habían experimentado aislamiento físico tenían cuatro veces más probabilidades de desarrollar un trastorno de estrés postraumático.
A pesar de estos estudios, en el futuro se deberán examinar con más detenimiento e información recolectada las asociaciones entre las características ambientales, el bienestar de los padres y la sintomatología del niño con TDAH durante la pandemia.