El cementerio de Sidi Embarek ha acogido la última despedida a uno de los jóvenes subsaharianos fallecido en Santa Catalina. Se llamaba Mamadou y tenía solo 22 años cuando su vida se truncó para siempre, después de que unos criminales convirtieran la expedición por la que había pagado en una tragedia.
Varios inmigrantes del CETI han acudido a su despedida, le han rezado en el propio cementerio para después acompañar el féretro hasta su posterior entierro. No le conocían, pero han querido estar junto a él para que en esta Ceuta tan lejos de su Guinea Conakry natal no se sintiera solo.
En el caso de Mamadou sí que se ha conseguido no solo su identificación sino también contactar con su familia, pero la falta de recursos económicos ha impedido que se le haya podido repatriar. Mamadou encuentra el fin de su vida demasiado joven en una Ceuta que tiene enterrados ya a demasiadas víctimas de la inmigración.
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