Una nueva agresión a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado ha vuelto a poner de manifiesto la imperiosa necesidad de plantearse una profunda reflexión sobre estos hechos que, lejos de remitir, se vienen recrudeciendo con una saña pocas veces vista. En esta ocasión la víctima de estos desalmados ha sido la Guardia Civil, cuya labor en la barriada del Príncipe donde hace unos años se ubicaba un cuartel de la Benemérita, parece que ha caído en el olvido por parte de algunos violentos descerebrados. La última agresión en la que un agente ha sido brutalmente agredido por un grupo de violentos vuelve a poner sobre la mesa la necesidad de una urgente solución porque las medidas, hasta ahora adoptadas, al parecer no han servido más que para seguir dando alas a estos vándalos.