Tanto Myriam como yo hemos decidido continuar la historia de José, que lo habíamos dejado en la cárcel. Allí se encuentran el copero y el panadero del Faraón, que han tenido unos sueños, y José se los explica. El copero iba a ser repuesto en su cargo con rapidez, pero el panadero sería crucificado y su cuerpo, pacto de las aves. Los dos hechos se cumplieron. También el faraón tuvo otros dos sueños, que le causaron gran espanto. Primero vio siete vacas muy hermosas paciendo a las orillas del Nilo, y a continuación, otras siete vacas flacas las devoraron. En el segundo sueño vio siete espigas con nutrido grano, que fueron devoradas por otras siete muy débiles. El Faraón consultó a todos los adivinos de Egipto, pero ninguno supo interpretarlos. Entonces el copero se acordó de José, que seguía en la cárcel, se lo dijo al rey, y éste lo mandó llamar. “Señor, los dos sueños significan lo mismo; vendrán siete años de abundancia y fertilidad en el reino. Le sucederán siete terribles años de miseria”.
Dijo José que se necesitaba un ministro hábil, para que hiciese reserva de granos, y cuando llegase el período de sequía tuviesen gran acopio en sus graneros. El Faraón comprendió que José estaba lleno de Espíritu Divino, por lo que le puso un anillo en el dedo, lo confirió como ministro suyo y le llamó con nombre egipcio, que significaba “Salvador del mundo”.
Cuando al fin llegó la escasez, vinieron extranjeros a comprar grano, y entre ellos, sus hermanos. José reconoció enseguida a los hijos de Jacob, pero no se identificó, aunque no estaba Benjamín. “¿De dónde venís? ¿Sois acaso espías?”: Ellos contestaron que venían de Canaán y eran hijos de Jacob. “Éramos doce hermanos. Uno ya no está con nosotros, y el más pequeño, Benjamín, se ha quedado con nuestro padre”.
José contuvo la emoción; quiso que le trajeran al pequeño, por lo que ordenó que se quedara Simeón como rehén. Cuando llegaron a casa contaron todo a su padre. Desataron los sacos y allí estaba el dinero que habían entregado para pagar el trigo…
Creímos suficiente por el momento dejar la historia y continuar con nuestros asuntos. Ella me decía que volvió a la cafetería. “Le pregunté a Clara cómo habían podido conocer la Torá cuando estaban en los Campos, en medio de tantas vicisitudes y tragedias, sin que nadie se preocupase por ellas”. Clara respondió que preguntaban a unos y a otros en la Choá. “Cuando encontrábamos a algún rabino, les hacíamos preguntas más profundas”. A ella le queda vivo un hermano que perdió la fe estando dentro del Campo, pero que, a pesar de todo, va a la Sinagoga y reza con todos. ¡Ya les llegará su momento, que es mucho lo que han pasado! Y lo más importante”, continúa Myriam, “es que me siento muy querida en el grupo, y cuando hablo todos quieren escucharme con atención. Yo les enseño lo que no comprenden, pues estudié Gamará. Hablo con ejemplos y comparaciones de la vida diaria e intento imitar al Señor en Sus Parábolas. Cuando a mí me falta mayor información, pregunto a mi nieto, que estudia en Ishivá”.
Me dijo que había encontrado a una joven judía llorando en un parque. La chica había llegado de Whashington, porque necesitaba vivir en keilot, comunidades judías, le pregunté si tenía algún problema. “Aquí es donde yo quiero vivir, y estoy emocionada”. Parece que todos los judíos del mundo quisieran venirse aquí, como si estuviesen esperando algo que no saben exactamente lo que es. ¿Sabes? Veo un programa en TV israelita que cuenta cómo empezó el Cristianismo en estas tierras. Resulta muy interesante y bien documentado, y se emite sin impedimento alguno, pues es una historia real que conmocionó al mundo entero”… En estos momentos Jesús es el Gran Rabbí, que sin dejar de ser humilde, imprime carácter en Sus Enseñanzas. “Sed la sal de la tierra y la luz del mundo, no os convirtáis en insípidos y apagados. No mezcléis la sal pura que Dios os da, con despojos como la soberbia, avaricia, gula, lujuria, ira o pereza, pues estos son los vicios que os corroen por dentro. Vosotros sois la luz del mundo. Quien está en alto brilla, y los ojos anhelantes que miran, verán esa luz. Que vuestra luz sea el reflejo del alma, ansiando siempre la Luz de las Alturas. Recordad. Cuando de pequeños entrábamos en Jerusalem para las Fiestas, nuestros ojos se dirigían hacia el Monte Moria”. (Allí Abrahán subía con su hijo Isaac, para ofrecerlo en holocausto, por mandato de Dios, pues quería probar su obediencia…).
“Este monte se encuentra coronado por el Templo. Allí contemplamos sus bellas cúpulas de oro, sus atrios, pórticos y patios. Cuando vais de viaje por la noche, miráis al Cielo estrellado. De día contempláis la belleza natural o las ciudades que ya se ven. ¿Por qué se construyen los templos en lo alto? Para que al verlo, nuestro pensamiento se eleve a Dios. También, cuando se enciende una lámpara, se coloca en lugar alto para que alumbre toda la habitación. No olvidéis al Dios verdadero, porque si no, os arrastrará el paganismo y arrastraréis a los que os consideran como templos de Dios. Llevad la Luz de Dios, que es transparente y luminosa, la otra sería una luz oscurecida por el humo negro. Para conseguir la Luz de Dios, deberéis limpiaros cada día las suciedades que os contaminan. Conseguiréis la Luz Divina con oración y caridad. Las pasiones os embadurnan de suciedad. Los falsos adornos os llenarán de hollín, no brillaréis con Luz sobrenatural. Castigaré a los pastores que se olvidan de su Misión. Tendréis que ser perfectos, sin soberbia, ni endiosamiento, que hace morir el alma, y os haríais mezquinos y lentos, corrompiendo a Mi grey como siervos inútiles del Señor. No olvidéis lo que os digo. Os podéis marchar, Yo dormiré en la montaña; mañana el Pastor os seguirá enseñando la Verdad. Al amanecer del día siguiente, ha llegado una multitud que viene acompañada de enfermos. Jesús instruye a Sus Apóstoles para que coloquen a todos evitando las aglomeraciones. De nuevo se ven a Esteban y Hermas, y gentes de todos los lugares de Palestina. Hay mezcla entre clase social sencilla, con gente adinerada, que llevan ropas costosas. El paraje forma un circo natural que permite una buena audición. El Maestro se coloca en lo alto para ser visto y oído. “Muchos Me preguntan qué es el Cielo, qué es el Reino de Dios y qué es Dios. E incluso, cómo se consigue ir al Cielo. Siempre os remito a la Ley del Sinaí”. (Dónde recibió Moisés las tablas de la Ley). Pero Dios además de Legislador, es Padre de inmensa bondad. Vuestras almas se debilitan con el pecado y no pueden elevarse a contemplar la infinita bondad de Dios. Por ello, sed siempre bondadosos. Muchos aquí son doctores, y saben que Dios enriqueció a Adán y sus descendientes con abundantes dones. Todos sabéis que tenemos un alma, soplo de Luz Celestial, que santifica y da vida a nuestro cuerpo. Dios creó del lodo al hombre y le infundió Su aliento. Dios os entregó la libertad para ser buenos o para ser esclavos de Satanás, que ha esparcido su ponzoña putrefacción, para desatar vuestras pasiones inmundas y con ello, no veis a Dios. Pero Dios deposita en el alma la Gracia Santificante, que nos hace hijos de Dios y nos lleva a la Casa del Padre: el Paraíso, Mi Reino. El Cielo. Esa gracia de la que os hablo es el Amor, es Dios, que creó perfecta a la creatura. ¡Oh, hijos Míos!, no defraudéis a Dios, no lo engañéis. Aunque vosotros no existieseis, Él sería siempre Amor Perfecto e InfinitoÉl sería siempre Amor Perfecto e Infinito. Dios quiere para el hombre la santidad, y el tesoro que os regala, lo aumentéis con obras santas y heroicas, así llegaréis a Su Morada Santa; el Cielo. Vosotros sois pozos de amor divino y seréis inmortales, como los santos espíritus, formando la santísima comunión de los espíritus perfectísimos. El pequeño recién nacido bebe leche de su madre y forma parte también de esta comunión. No me critiquéis, ni digáis que estoy loco o soy un mentiroso. Yo os hablo de la Gracia que hay en vosotros y estáis privados de ella por culpa del pecado. No penséis que miento al decir que “somos una cosa con Dios”. A causa de la culpa hay una separación entre el Padre y los hijos, pero el Redentor hará que caiga esa columna, pues Él será el nuevo Sansón”. (En Jueces 16,22-31- hacia el año mil cien, mil ochenta antes de Cristo- Sansón estaba dotado de una fuerza prodigiosa. A los dieciocho años despedazó un león… Castigó a los filisteos por una ofensa que le hicieron, reduciendo su mies a cenizas, quemando sus campos con trescientos rabos de zorra…).
“Satanás tiembla de ira, pues no puede nada contra Mí, ya que ahora el hombre no quiere dejarse arrastrar por él. Cuando Yo consiga llevaros al Padre por medio de Mi Sangre y Mi Dolor, seréis limpios y fuertes; vuestra gracia estará viva. Y venceréis, si es vuestra voluntad. Dios os hace libres, pero fuertes. Yo soy vuestro Hermano, que os guía y nutre con alimento inmortal. ¡Y ahora estad atentos! Me preguntáis cómo se conquista el Reino de Dios por medio de un camino que no sea el duro del Sinaí. Pues bien, lo conquistaréis a través del amor. Así nacen las Bienaventuranzas, observando la Ley con alegría sobrenatural. Bienaventurado de Mí, si soy pobre de espíritu, pues entonces el Reino de los Cielos es Mío. Bienaventurado de Mí, si soy manso, porque heredaré la Tierra. Bienaventurado de Mí, si tengo más hambre y sed de justicia que del pan y del vino. Bienaventurado de Mí, si soy misericordioso, porque se usará Misericordia divina Conmigo. Bienaventurado de Mí, si soy puro de corazón, porque Dios se inclinará sobre Mi corazón y lo veré. Bienaventurado de Mí, si tengo paz, porque Dios Me llamará Hijo Suyo…
La paz es amor, y Dios es Amor, que ama a quien se le asemeja. Bienaventurado de Mí, si soy perseguido por ser fiel a la justicia, porque Dios, Mi Padre, Me dará el Reino de los Cielos, para premiarme por las persecuciones terrenas. Bienaventurado de Mí, si soy ultrajado y acusado con mentira, porque sé que soy Hijo Tuyo, ¡Oh Dios! De esto Me vendrá no dolor, sino alegría, porque esto Me iguala a Tus mejores siervos, los Profetas, que fueron perseguidos por la misma razón. La recompensa será grande en el Cielo, que es Mío. Cuando el hombre tiene delirios de riqueza está poseído de fiebre satánica. El rico vive para su dinero, el pobre vive odiando al rico y le desea toda clase de males. No hay que hacer el mal, ni desearlo. En verdad os digo que el deseo es un acto no realizado. Y el deseo perverso envenena y arruina el alma. El pobre de espíritu no peca porque tenga dinero, si lo emplea para ser santo, sin avaricia, que lo emplea para aliviar la desesperación de los demás. Y si es pobre, se alegra en su pobreza, no tiene ansias de dinero, duerme tranquilo. No tiene ambición, ni envidia. Puedes ser rico en dinero y bienes o en afectos. Mas peca quien se aficiona a algo de forma desordenada. Dios dice “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Es decir, en su justa medida, “como a nosotros mismos”. Pero “a Dios lo debemos amar sobre todas las cosas”.
Ya veis que los que no son mansos parece que triunfan en el mundo, o como el déspota o el tirano, que consigue que los súbditos le tengan miedo. Es un falso triunfo. No podéis ser iracundos ni prepotentes, sino que actuaréis siempre con paciencia, con humildad y amorosa dulzura. Y sin intransigencia. Sed mansos, así atraeréis a las almas. Si sois así como os pido, heredaréis la Tierra y venceréis a Satanás. El dolor existe en la tierra, aunque no existía, pero el hombre depravado puso el dolor y lo aumentó para hacer daño a sus congéneres. Observad que el hombre viene para hacer sufrir a los demás, aunque, sin embargo, no quiere el sufrimiento para sí mismo. Esta clase de hombres fabrica armas cada vez más mortíferas. Pero el que llora sin rebelarse, se hace más perfecto a los ojos de Dios. El llanto hace al hombre reflexivo e inteligente. Así se consigue el consuelo y la resignación.
En cuanto al hambre y sed de justicia, os diré que cuando el hombre nace, ya busca el alimento en su madre. Pero el hombre no es un animal, sino que es hijo de Dios, y su vida no muere al “cambiar de domicilio”. Si sembráis la cáscara de nuez no nace nada, pero si sembráis la pulpa, nacerá un árbol grande. El alma del hombre es inmortal, y el alimento del alma es la sabiduría y la justicia. Cuando se sacie completamente querrá unirse a Dios y Él lo llevará al Paraíso, descansando en el seno Divino, disfrutando de la comida Celestial. Por lo que respecta a la misericordia, recordad lo que está escrito en la antigua Ley: “ojo por ojo, diente por diente”. ¿Quién puede decir no tengo necesidad de compasión, ni de perdón? Bienaventurado el que sabe ser misericordioso con el hambriento, con el desnudo, con los sin techo, con los que tienen mal carácter y hacen sufrir a los que le rodean. Tened compasión, socorred y enseñad. No os aisléis en una torre de cristal, para que las miserias de los demás no os contaminen. También vosotros un día os podréis ver sin nada, y necesitados de ayuda. Continuamente pedid misericordia al Señor desde vuestro corazón. Por otra parte, Dios es pureza, así que si sois impuros no podréis entrar en el Reino de Dios. Quien tiene a Dios se hace santo y sabio, y de sus labios sale un susurro amoroso hacia Dios…
Si tengo espíritu de paz, soy de Dios, de donde viene la paz, que es amor. Por el contrario, Satanás es odio. No podéis ser irascibles desencadenando tempestades, sino que además deberéis calmar las tempestades de otros. Incluso sin palabras, se difunde la paz. El espíritu de la paz emana siempre de los hijos de Dios, es como un incensario que desprende perfume, y con ello, se produce luz en medio de la neblina de rencores, purifica el alma y se pacifica el espíritu, aplacando el furor y el odio. Muchos hombres son perseguidos cuando buscan la justicia, porque aparece nítida la perversidad del malvado. Cuando hay un creyente verdadero aparece también la perversidad del malvado. Y los injustos odian al que vive dando testimonio de la justicia. El hombre progresa más en el arte diabólico que cuando intenta ser santo por medio del amor.
Pero aunque el perseguido muera con las heridas abiertas y las fatigas que produce la sangre, el Padre prepara tronos reales en el Cielo para Sus mártires… Por último, procurad que el nombre de cada uno esté escrito en los libros Celestiales, pues aunque en apariencia los nombres sean dignos en la Tierra, pueden estar construidos de mentiras e indignidades. Estad tranquilos. Dios sabe bien a quien le corresponde el premio Celestial. Mirad que los Profetas fueron calumniados y asesinados; sin embargo, ellos entrarán como reyes a la Ciudad de Dios, y los ángeles cantarán de alegría. Yo os prometo a vosotros la Gloria en nombre del Padre, porque seréis ultrajados y perseguidos en vuestro trabajo Evangélico… Ahora debéis marcharos. Los enfermos se quedan para ser sanados. La paz sea con vosotros”. BIBLIOGRAFÍA: María Valtorta, “Poema del Hombre Dios”; Mt. 5,13-16;Mc.9,49-50; Lc.14,34-35; Deut. 12,1-14; Jue.6,25-32; 4Rey. 23,4-20; Mt. 5,1-12;Lc.6,20-23; Ex. 19-24; Deut.4,41-6,25; Gén.1,26; 2,25;5,1-2; Job.33,4; Sal.8,5-9; Eccle. 12,7; Sab. 2,23;9,2-3; 10, 1-2; Eccle.17,1-14; Jue.16,22-31,; Lev. 19,18…